Pendencia y la Jim se quedaron a terminar los preparativos para la reunión. En algún momento subieron el Jefe Estradiotes de Palacio (con quien Pendencia había hablado para que las dejara entrar al palacio más temprano) y el agregado militar de Niassilandia*, que estaba de misión para intercambiar información sobre cómo es que se organizaban esta clase de reuniones con personajes de alto nivel y gran relevancia para la seguridad nacional…
*Niassilandia era una región del sur de África que luego sería Rhodesia. Rodhesia es el nombre que se le dio originalmente a los territorios africanos que hoy son Zambia y Zimbabwe , en honor a Sir Cecil Rhodes, que los conquistó y colonizó para la corona Británica –n. del a.
Al ver el carrito y los arreglos, el agregado militar de Niassilandia puso cara de antojo, e intentó mover el dosificador de helado. Al verlo el Jefe de Seguridad le dijo en inglés ‘Mi Teniente, yo que vos mejor dejaba eso por la paz hasta que me den permiso de tocarlo, porque la dueña de éste artilugio tiene un carácter… digamos… algo áspero’… el agregado militar dejó el dosificador justo cuando Pendencia venía saliendo del salón, y miró al Jefe de Seguridad ‘¿cómo le va a su uniformada mercé?... ¿y quién es este?’ el Jefe de Seguridad la miró con cara de reprobación y contestó ‘”éste” es el agregado militar de Niassilandia que está en visita técnica, y se preguntaba si vos le regalaríais un poco de helado que se ve tan bueno’…
Pendencia sintió la bilis subir, pero como había que evitar las sospechas sonrió, tomó el dosificador y preguntó ‘¿de qué lo quiere su seria mercé?... hay de fresa, vainilla, caramelo, chocolate negro y tequila’… el agregado puso cara de no entender, y el Jefe de Seguridad –conocedor de la potencia del helado- dijo con una sonrisa de complicidad ‘pues… servidle uno de tequila para que pruebe algo bueno’… Pendencia sirvió dos bolas grandes de helado en una taza y se la dio al agregado con una cucharita y una servilleta. Él probó y sonrió… y ella se quedó mirándolo pensando “ora sí vas a ver… ese helado tiene casi 20% de tequila… me va a extrañecer si llegas a la tarde sin dormirte… me cais remal…”
El tiempo volaba y Pendencia y la Jim andaban en “alta velocidad” preparando lo restante. Pendencia contó y limpió las cáscaras de los 45 huevos, y para no perder el orden le escribió un numerito a cada uno en la parte más ancha con un lápiz, y luego los regresó al cartón en ese orden. La Jim se puso a terminar el arreglo de la mesa que –por cierto- quedó primorosa… era un arreglo elegante y discreto, con unos cisnes hechos con las servilletas. La Jim completó el asunto con unos adornos de chocolate en forma de maguey, uno negro y uno blanco en cada plato. Pendencia miró el arreglo y le dijo ‘a ver, aperciba su competente mercé… luego me tiene que enseñar a hacer figuras con las servilletas, y al Paje me le enseña también porque me cain remal sus arreglos que hace… nomás las dobla y se ven repinches, así que cuando acabemos va Vd. y le enseña, y para que no diga, tiene su mercé mi permiso para ponerle en su madre si se resiste’.
Un rato después –cuando Pendencia estaba marcando el último huevo- subía por la escalera un soldado alto y muy elegante vestido totalmente de negro. Llevaba un quepis negro, una casaca negra con botonadura dorada en pechera y puños, charreteras negras bordeadas en oro con una barra dorada, un cordón de mando también dorado y vivos negros de satín y popotillo en las mangas. Bajo la casaca llevaba una camisa blanca de cuello Mao cerrada con un alfiler con el escudo del ejército realista. Usaba pantalones de montar negros con vivos de satín negro, y unas botas de montar a la rodilla perfectamente lustradas, con espuelas de ordenanza doradas en los talones y tapas en los tacones que hacían “tip-tap” mientras se acercaba.
Caminó por el pasillo, se detuvo frente a Pendencia, miró el huevo –que ella todavía tenía en las manos- la miró a la cara (es decir hacia abajo, porque ella le llegaba a los hombros) se cuadró chocando los talones y preguntó ‘¿Sor Pendencia?’ ella contestó mirando hacia arriba ‘dígame nomás su oscurecida mercé’… ‘soy el Capitán Torcuato Pimentel, asistente personal y jefe de seguridad del General Don Félix María Calleja, General Brigadier y Comandante en Jefe del Ejército Realista y vengo en visita de inspección, con lo que os solicito vuestra venia para inspeccionar’… Pendencia lo miró de arriba abajo y sin más le contestó ‘inpeccionad pues’… él se dio media vuelta y caminó hacia el salón mientras Pendencia lo miraba divertida y pensaba “sí cómo no… la neta es que a mí, si tienes que inspeccionarte las almorranas me da exactamente lo mismo… catrín este”.
Pendencia se dio la vuelta para empezar a sacar del carrito los tupper con las salsas y los rellenos, pero casi choca con la Jim que estaba mirando al soldado con la boca abierta y ojos de borrego a punto de ser sacrificado… y lentamente levantó el brazo para cerrarle la boca. La Jim pestañeó como si la hubieran despertado y dijo ‘¿no está buenísimo?... a mí que me inspeccione lo que quiera… ¡sorrajo!’… Pendencia le preguntó ‘¿dice Vd. buenísimo el relleno de mole o el helado de chocolate?... a ver si su mercé se baja del guayabo y deja de hacerse taruga… nomás le falta su charquito de babas… ora… quite la cara de idiota manque le cueste trabajo y ayúdeme a poner esto como va y cuidadito, porque le voy con el chisme a su Briaguis aunque la gente chismosa me caiga remal’… la Jim la miró con cara de “ja ja… ash… qué divertida” y se puso a ordenar los rellenos.
El soldado salió del salón diciendo ‘habéis hecho un excelente trabajo… el arreglo de la mesa se ve primoroso’ la Jim sin perder tiempo le dijo ‘lo diseñé y lo monté yo misma… ¿cómo la veis?’… el soldado la miró de lo más serio y le dijo ‘os felicito… estas cosas solamente puede hacerlas alguien de gusto refinado y mucho sentido estético’… la Jim estaba a punto de desmayarse pero Pendencia la agarró de la filipina y le preguntó al soldado ‘y decidme, mi teniente… ¿buscabais algo en especial?’… él dijo ‘ciertamente no… solamente me aseguraba de que todo estuviera dispuesto de forma que Mi General no esté expuesto a ningún peligro, y verificaba también la existencia de medios clandestinos de escucha’… ‘¿medios campesinos?... ¿qué son ésos?’ preguntó Pendencia… el soldado contuvo la risa con dificultades y le dijo ‘no, Sor Pendencia… “clandestinos”… revisé la sala en busca de algún aparato escondido que pudiera servir a algún espía para escuchar lo que se diga’… Pendencia lo miró fingiendo indignación ‘pero… ¿habrá alguien tan osado y malandrín como para hacer semejante maniobra?’… el soldado suspiró y contestó ‘¡por supuesto!... hay enemigos de la Corona que pagarían mucho dinero por obtener información de ésta reunión’… Pendencia puso más cara de indignada, se santiguó y le dijo ‘ampáreme Jesucristo Superstar… Dios no lo quiera… espías… ¡qué barbaridad!... espero no habréis encontrado ninguno de esos aparatos’… ‘no’ respondió él categórico ‘la sala está limpia y es segura’.
Pendencia le dedicó una especie de sonrisa y le dijo ‘os agradecemos el cumplido a la mesa y la enseñanza, mi Capitán… ahora si nos disculpáis, tenemos mucho que hacer aún’… él se cuadró de nuevo chocando los talones ‘comprendo… os agradezco la atención, y con vuestra venia, me retiro’. Dio media vuelta y se dirigió a las escaleras taconeando mientras Pendencia pensaba “chingao… ahora resulta que unos pagarían mucho dinero… y pinche Corregidora, a mí me mandó de gratis… qué poca madre… me cai reteremal… pero la he de tener a la mano, y entonces sí van a volar pedazos de “endevidua” en varias direcciones, así tenga que corretiarla dos días pa pepenarla… se ha de cansar de correr la maldita”…
El Capitán se detuvo de pronto y volteó a mirar a Pendencia… ‘Madre’ le dijo ‘no es que quiera entrometerme pero… ¿para qué le ponéis un número al huevo?’… la pregunta agarró a Pendencia distraída en sus elucubraciones y tuvo que improvisar de nuevo ‘¿un número a los huevos’… esteee… pues… es una técnica de inventario… así sé cuántos huevos tengo y cuántos uso… vos sabéis que en estos tiempos que corren reducir gastos es fundamental, y si tengo los huevos numerados me es más fácil controlar cuántos se consumen y así determinar los costos de operación al centavo’… el Capitán Pimentel la miró con cara seria y le dijo ‘inventario ¿eh?... muy bien… controladlos bien, que Dios sabe que la Corona no está para gastar en huevos’… Pendencia pensó “pos no… y justamente por eso estamos como estamos, me lleva el tranvía”… y sonriendo le dijo ‘lo haré de mil amores, no os preocupéis’… el Capitán se cuadró de nuevo y dando media vuelta se fue.
Finalmente apareció el Virrey, que fue a saludar a Pendencia ‘Hermana Pendencia, os véis magnífica con ese delantal… una obra de arte’… Pendencia le dijo ‘gracias su Eminencia… fue un regalo de mi Ahezi… mi madre, quien lo bordó con sus propias manos’… el Virrey miró de nuevo el delantal y le dijo ‘hacendosa vuestra madre ¿no?... debería vender cosas como ésa y haría buen dinero’… Pendencia sonrió mientras pensaba “claro, ojete jijo de la bella durmiente… ¿porqué no pones a tu Sacrosanta Madrecita a que venda torrijas con canela en un puesto afuera del Palacio Real de España?... me cais remal”… Acompañó al Virrey a revisar la mesa y el servicio. El quedó muy complacido con toda la idea, les confirmó a Pendencia y a la Jim que todos llegarían en puntuales, y les pidió que estuvieran listas ‘y ante todo’ dijo ‘mucha discreción y nada de hablar mientras servís… esta es una reunión de alto nivel y se tratará información importante, con lo que procurad ingresar en la sala lo menos posible’… ‘no os preocupéis Su Eminencia… estaremos listas’. El Virrey se fue y ellas se quedaron solas. Encendieron el carrito para tener todo caliente y se quedaron a esperar la llegada de los participantes de la reunión.
De pronto Pendencia sintió que el estetoscopio se resbalaba de su cuello y se movía hacia abajo por su brazo… y empezó a mover el cuello, los hombros y el brazo como si fuera pájaro dodo caminando para evitar que el diafragma se saliera por su manga… la Jim la miró con cara de extrañamiento y le preguntó ‘¿qué pasa Sor Pendencia?... se mueve Vd. como si le estuvieran dando calambres en el asterisco’… Pendencia la miró con ojos de asesina y le dijo ‘calambres en el asterisco tiene su chismosa mercé y su santa madrecita… lo que pasa es que así me relajo yo antes de servir’… sin embargo, como no podía subir el estetoscopio siguió haciendo contorsiones hasta que sintió que se le caía y se quedaba atorado en su barriga, detenido por el delantal que estaba ajustado en la cintura… “chingao” pensó “ora sí estoy metida en un entuerto… ¿cómo chingados me voy a quitar todo aquí para ponerme el es-trep-colos-copio otra vez?... chingao, chingao y chingao… voy a tener que ir al baño o algo porque además sí parece que tengo calambres no nomás en el asterisco sino en otras partes que no quiero ni recordar… me caigo remal por taruga”… miró a la Jim que seguía viéndola con extrañeza y le dijo ‘aperciba su almidonada mercé… voy al tocador y orita enregreso… déme nomás tres minutos…. si llegan estos monos usté nomás les sonríe y ya estuvo, me cai’…
Y se fue volando al “baño”… en esos entonces, los baños no eran lo que hoy… eran letrinas ubicadas fuera de los edificios a las que había que ir dispuesto a todo. Pendencia bajó las escaleras y fue al patio trasero en donde encontró la letrina, que estaba cerrada y tenía puesto el pasador en rojo, indicando que estaba ocupada… sin más tocó la puerta mientras decía ‘ora quien sea que esté adentro… tengo diarrea fulminante y si no sale y me da chance le dejo todo sucio aquí afuera y luego cuando salga pos va a tener que pasar encima de… pos de… pos… bueno… voy a dejar todo sucio me cai’… de inmediato se escuchó que dentro una voz masculina contestaba ‘rediez… Sor… que si su urgencia es tanta, ahora mismo salgo… dadme 30 segundos, y aguantad la vara que ponerse estos pantalones modernos con tantos botones toma algo de tiempo y requiere habilidad, joer… ya voy’…
Pendencia pensó “carajo… quien sea me conoce… ya valió madres”… pero se quedó ahí esperando hasta que de la letrina salió el mismímio Virrey con cara de relajación y preocupación a la vez preguntando ‘pero Sor… ¿estáis indispuesta?’…Pendencia tuvo que improvisar… ‘pues un poco, su excelencia… figuraos que ayer cenamos comida rusa en la cocina y la verdad me pasé con las garnachoff*… ¿qué os digo, su excelencia?... digamos que traigo floja la pomada’… y luego con cara de retortijón ‘pero os ruego que me permitás entrar, que si no va a suceder algo terrible’… ‘sí sí’ contestó el Virrey… ‘proceded y daos vuelo… yo me voy mientras tanto, que los participantes no tardan en llegar’… dicho esto, el Virrey se dio media vuelta y se fue tan campante, mientras Pendencia entró a la letrina diciendo (para que se escuchara que estaba “mala”): ‘ay mi madre y yo tan lejos… mi estómago tan mal y mis cocineros tan pendejos… ¿qué será de mí?’
*las garnachoff son antojitos rusos compuestos de gordevich de chicharroneff con salsevsky verdeff, cebollovich picadovsky, cremoff y quesovsky ralladoff –n. del a.
Dentro de la letrina, Pendencia se quitó el delantal y el hábito y se acomodó el estetoscopio otra vez, asegurándose de que se quedara en su lugar atorándolo con uno de los pasadores que usaba con el hábito en la camisola que llevaba debajo “chingao” pensó… “lo que daría ahora mismo por un wonderbra para atorar bien esta madre”… Una vez que el estetoscopio quedó fijo y convenientemente acomodado, Pendencia salió de la letrina y fue de regreso al salón, en donde la Jim estaba terminando de calentar las salsas. ‘¿qué pues?’ preguntó Pendencia ‘nada’ le dijo la Jim ‘llegaron ya algunos señores y saludaron todos muy monos, pero faltan algunos… ¿está Vd. bien Sor?... me dijo el Virrey que la vió yendo a la letrina en chinga’… ‘sí estoy bien… lo que pasa es que de pronto sentí como cavernas en el estógamo y pos tuve que ir a deshacerme de lo que el cuerpo no necesita... ya ví que tiene todo acomodadito su mercé, así que ya nomás déjeme sacar los huevos y ponerlos en un lugar separado de lo demás para que no estorben’. Pendencia sacó los 45 huevos duros y su “tinta de alumbre” y los puso en una canasta en la charola de hasta abajo del carrito.
Llegaron 5 personajes vestidos de soldados (con muchas estrellas en los hombros y mucha pompa y circunstancia),, saludaron y entraron a la sala. Detrás de ellos vino el Peter, el Oficial de Protocolo, que preguntó ‘¿no ha llegado el general Calleja?’… Pendencia le dijo ‘no manchéis, vuestra merced… ¿cómo me preguntáis eso si la menos adecuada para deciros algo soy yo?... no tengo ni la màs papalotera idea de a quién estamos esperando’… ‘una gran verdad habèis dicho’ dijo él ‘tenéis razón… el General es el más importante de la reunión y confirmó que llegaría algo retrasado… para que sepáis quién es, llegará vestido de gala y con una capa azul’.
‘No digáis más ni os preocupéis, que nada más llegar el Sr. General haremos las reverencias de rigor’. El Peter entró a la sala para verificar que todos los demás asistentes estaban dentro, y comprobó con gusto que ya varios le estaban entrando a los chocolates que habían dejado Jim y Pendencia en cada plato junto con el arreglo, al tiempo que se deshacían en elogios sobre el buen gusto puesto para todo. Salió y muy contento le dijo a Pendencia ‘Sor Pendencia, he de felicitaros por el arreglo… todos los asistentes están encantados con la disposición de cada cubierto y han dicho que esto es del mismo nivel que el Palacio Real en España… enhorabuena a vos y a vuestra asistente… ahora me voy, que tengo que verificar que las letrinas están limpias por si acaso’.
Dicho esto se fue y cuando acababa de desaparecer por la escalera se vió subir al Paje que venía vestido de gran gala, muy elegante con una casaca azul de manga larga abotonada al cuello, una cinta roja cruzando el pecho, pantalones a la rodilla blancos, medias blancas y zapatillas negras de satín. Llevaba una boina negra con una pluma morada y guantes blancos, y traía el bastón de anuncios en la mano izquierda. Pasó a un lado del pasillo del carrito y sonrió y saludó con la mano a Pendencia, que se aseguró de que el Paje no la miraba, se puso las olivas del estetoscopio en los oídos, y pegó la mano derecha (con el diafragma del estetoscopio) contra la pared... El Paje miró hacia la escalera como esperando algo, y en un momento dado abrió las puertas de la sala y pegó dos bastonazos en el piso de madera… Pendencia arrugó la cara cuando los bastonazos le resonaron en los oídos como cañonazos, y poco faltó para que fuera a destazar al Paje cuando dijo con voz fuerte ‘¡Ah de la sala!... ¡Recibid a su excelencia el General Don Félix María Calleja, General Brigadier y Comandante en Jefe del Ejército Realista, por la gracia de Dios y a las órdenes de Su Alteza el Rey Don Fernando VII’.
En ese momento llegaba a la entrada del salón un hombre alto vestido con el mismo uniforme que el Capitan Pimentel (que venía detrás y a la derecha de él), pero con más vivos, una espada guardada en una funda forrada de piel negra con motivos dorados colgada del cinto, un sombrero ancho negro y una capa azul del mismo color que la casaca del Paje. El General se detuvo ante la puerta, esperó a que el asistente se adelantara y se colocara en posición de saludo, y entonces entró a la sala… Pendencia casi se queda sorda con el escándalo que escuchó cuando todos los militares presentes taconearon para ponerse en “firmes", pero aguantó y se mantuvo con la mano pegada contra la pared.
El General saludó, el Capitán Pimentel dijo “descanso” y todo el mundo se quedó de pie en su lugar. Don Félix entró, se acercó al Virrey y lo saludó de mano diciendo ‘muy buenas noches, Su Excelencia… os agradezco la deferencia de permitirnos utilizar esta sala para la realización de esta reunión… la neta es que el club de oficiales ya me tiene algo aburrido porque entre otras cosas ahí no pasan el “monday night football” y no tienen el canal de la UEFA, que vos sí que tenéis’… el virrey le contestó ‘caramba, Mi General… si es por eso contad con la sala cuando queráis… no tenéis más que avisarme para mandaros poner la pantalla de LED con el 5.1 que acabamos de adquirir para la sala de proyecciones de Palacio… se oye de un lindo que no veáis’… ‘os lo agradezco de verdad, y quizás os tome la palabra para el próximo súper tazón’… ‘estaremos encantados de recibiros’ contestó el Virrey… Don Félix se volvió hacia el resto de los asistentes y dijo ‘buenas las tengáis… os agradezco la espera… debéis saber que he llegado retrasado debido a que me distrajeron algunos asuntos administrativos de importancia’… Pendencia escuchaba y al oír eso último pensó “ajá cómo no… segurito la cosa era que le estabas tomando las medidas a tu asunto administrativo de importancia, jijo de santoclos y los reyes magos”… pero se quedó concentrada en seguir escuchando.
Los asistentes contestaron un poco en bola el clásico “no hay problema, Sr. General”, y esperaron a que él se sentara al mismo tiempo que el Virrey para sentarse ellos. Pendencia escuchó el arrastrar de las sillas y el acomodarse de los señores en sus asientos, y después una voz –la de Calleja- que decía ‘pues como sabéis estamos reunidos aquí para hablar sobre la última inteligencia recogida y algo incómoda sobre la situación de un grupito que quiere organizar una revuelta parecida al 21-12, que me parece nos va a traer algún que otro dolor de cabeza… Capitán Pimentel, por favor’.
El Capitán Pimentel se puso de pie y miró hacia un técnico que estaba en el fondo de la sala asintiendo con la cabeza… las luces de la sala se atenuaron al tiempo que una pantalla bajaba en la pared frontal, y se proyectaba en ella una transparencia con las imágenes del Escudo Real Español, el Escudo Virreinal, el Escudo del Ejército Realista y un título: “Reporte de Seguridad 20041810 / Caso Querétaro”… en la parte inferior derecha de la transparencia podía leerse con letras chicas “powered by Repsol”.
El Capitán se aclaró la garganta y empezó su exposición ‘Caballeros, voy a hablaros de la última información que nos ha llegado de que un grupo de insurgentes está queriendo hacer revuelta en Querétaro… en las siguientes transparencias veréis que estos no son más que un grupo bastante desorganizado que no tiene pies ni cabeza, y que no está logísticamente preparado para soportar una revuelta. Al final os explicaré con detalle –y con el permiso de Mi General- cómo es que planeamos primero neutralizarles y luego acabar con ellos… luego es de mi conocimiento que el Virrey nos ofrecerá una de esas famosas cenas que su cocina tiene siempre a punto’.
Pendencia estaba intentando escribir en el huevo número 1 pensando “desorganizada su jefa y sus tías de usté, mi Capitán… ora va a ver cómo le mando recado a La Josefa para que venga a pegarle 2 soplamocos... ¡en Querétaro, dice!... no tiene ni idea su mercé... es Dolores Hidalgo de donde te va a caer la maldicion de la Llorona, ya veras”… pero no podía escribir porque tenía que pegar el estetoscopio a la pared y cada vez que lo intentaba dejaba de escuchar… y cada vez estaba más frustrada… “me lleva la chingada” pensaba “ya decía yo que no podía ser tan fácil… ¿a quién chingados se le ocurre querer tener el es-prec-tos-colopio pegado a la pared y escribir en un huevo?... pos nomás a ti Pendencia… chingao, chingao y chingao… ¿ora cómo hago para apuntar todo sin que me agarren en la movida por andar manipulando los huevos?”... levantó la vista y se fijó que la Jim la estaba mirando con cara de mucha extrañeza… miró a la Jim a los ojos y le dijo ‘a ver… aperciba su mirona mercé… usté agarra los huevos en el orden que están numerados y yo le dicto y usté escribe con esta tinta de aquí’… la Jim miró la tinta y le preguntó ‘¿osea que tengo que escribir en los huevos?’… ‘sí’ le dijo Pendencia ‘escríbale y luego le explico’… ‘pero eso que está Vd. haciendo no se ve muy bien que digamos, Sor’ le dijo la Jim… Pendencia contestó ‘pos si está bien o no a usté le vale madres ¿no?... ¿qué daño hago escuchando detrás de una “pader”… es que Vd. no lo sabe, pero yo trabajo para Reuters de “incópnico”?’… la Jim sonrió y le dijo ‘noooo… ash… se dice “incógnito”, y me refiero a que no se ha fijado, pero está Vd. sentada en los tupper de los rellenos, y si alguien la ve va a decir que tiene el trasero puesto en la comida… lo otro pues… está bien… es como las aventuras de Jack Bauer ¿no?... Vd. me dicta y yo escribo y luego le vamos con el chisme a alguien… me late’.
Pendencia la miró pensando “le gusta Jack Bauer… se me hace que no me va a caer tan remal después de todo”… ‘pos ora’ le dijo a la Jim... ‘váyale apuntando pero no me desordene los huevos porque si no luego no voy a entender… ahí le voy’…
CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario