martes, noviembre 23

La India Pendencia parte XI. Las paredes que oyen.

‘Pues poneos cómoda, Sor Pendencia’... ella se sentó en una de las sillas del escritorio del Oficial mientras él se levantó, fue hacia la mesita que tenía ya el servicio primorosamente dispuesto, se sentó, se puso la servilleta sobre las piernas… dio un sorbito al excelente café Veracruzano (osea que era traído desde Veracruz pues)… dejó la taza en el platito, tomó el cuernito tostado con mantequilla derretida traída de Chalco esa mañana… la miró de nuevo y dijo ‘esto es un manjar venido del cielo… pero a ver… decidme cómo os puedo ser útil’…
Pendencia se tomó unos segundos y contestó ‘pues veréis, distinguido Oficial… sucede que considerando la clase de invitados que tendremos en la tan comentada reunión tuve que reconocer que a pesar de que poseo la técnica y la habilidad para cocinar unas crêpes decentes estoy lejos del nivel que nuestros huéspedes merecen…y en virtud de asegurarme de que las crêpes que vamos a servir estarán punto menos que perfectas consideré necesario contar con asesoría técnica… y debo deciros que me atreví a traer a una especialista que es la “Entretenier” de uno de los mejores locales de comida de la “suida” para que nos eche una mano’...
El Oficial León casi se ahoga con un pedazo de cuernito que se le atoró en el cogote… se detuvo un poco, terminó de masticar y lo bajó con un sorbo de excelente café Veracruzano… se limpió la boca con la punta de la servilleta, se aclaró la garganta, miró a Pendencia y dijo ‘querrá decir “Entremetier”, ¿no?’… ‘eso mismo quise decir, sí’… ‘y… ¿quién es esta especialista, y qué es lo que vos interpretáis como que viene a “echaros una mano”?... sinceramente –y no me malinterpretéis, que lo digo muy en serio- yo opino que vos sois la verdadera y auténtica progenitora de las aves de corral*, con lo que comprenderéis que –viniendo de vos- un pedido así es por lo menos desconcertante’…
*esta expresión la usaba el Oficial de Protocolo León para evitar decir “la mamá de los pollos”, frase coloquial que implica que el aludido (a) es el mero chingón (a) en lo que hace –n. del a.
 ‘Os comprendo y os agradezco la deferencia, Señor Oficial’ dijo Pendencia ‘pero igualmente os pido que comprendáis mi posición… sería muy poco modesto y mucho menos honrado de mi parte que me atreviera a ofrecer solamente “mi mejor esfuerzo” cuando tenemos a quien puede ofrecer a nuestros invitados “el más alto nivel”… quiero decir que eso es a mi entender lo que merecen tan refinados, distinguidos, finos, estilosos, elegantes y agraciados señores, con lo que me parecería incorrecto no garantizar que contamos con lo mejor de lo mejor’…
‘Veréis… es como si yo agarrara y os dijera que os voy a traer una taza de chocolate Belga, y el vez de comprarlo en Liverpool me voy a Texcoco y os traigo chocolate “de ocasión” al que nada más le pongo crema entera de vaca, polvo de cacao, aceite de almendras y un poquito de amargo de angostura para que sepa “más o menos” a chocolate Belga… ¿lo comprendéis?’… además qué os digo… ayudaros es de mi más profundo interés también porque -se acercó a él como si fuera a confiarle un secreto y le dijo en voz baja- si me lo permitís, entiendo que sois quien podría resultar ensalzado o revolcado en el lodo según los resultados de vuestra organización para el magno evento’…
La sola mención del hecho de que su carrera podría terminarse si la cosa no era del agrado de alguno de los asistentes le revolvió el estómago… de pronto la concha con frijoles refritos ya no se le hacía tan apetitosa al Oficial León… ‘tenéis razón’ dijo sudando frío ‘por Espíritu Santo… tenéis toda la razón, Sor Pendencia… no podemos permitir que nuestros invitados tengan ni una sola queja… ahora que lo mencionáis, voy a pedir también que el papel higiénico se cambie por pétalo porque el que tenemos es algo… digamos… áspero… pero mientras tanto, es imperativo que llevéis a la especialista con vos’.
Pendencia -para asegurarse y un poco por disfrutarla- todavía se la puso de gorro… ‘gracias, aunque no hemos resuelto la segunda parte del problema… escuchadme, Sr. Oficial…¿cómo haremos para ingresar con la especialista al recinto de la reunión?... la seguridad estará en su apogeo, entiendo’… él, demasiado abrumado con la idea de ser “arrastrado en el lodo” contestó ‘¿y a quién coño le interesa eso?... no os preocupéis… de mi cuenta corre que esta especialista está ahí, así tenga que sobornar a alguien**… iros ahora, que me ha dado dolor de cabeza’… ‘¿queréis que os mande una infusión de manzanilla y lavanda?... seguro os ayuda mucho’… ‘no, no… quiero asegurarme de que todo estará perfecto, y entonces se me quitará’… ‘pues por mí no os preocupéis, que gracias a este enorme favor que nos hacéis os aseguro que no podéis esperar menos que la perfección’… ‘que así sea, Sor Pendencia… gracias por todo vuestro apoyo… ahora iros, llevaros el servicio y tenedme al tanto de cualquier otro asunto’.
**cualquier parecido con los habituales tejemanejes de la política actual mexicana no es más que producto de la casualidad… el que escribe no pretende bajo ningún concepto dejar constancia de ninguna crítica para con aquellos que se dedican a la profesión de “político”, y mucho menos desea opinar que le parecen una pila de hijos de la chingada chupasangre sin oficio ni beneficio, que vienen a ser mucho más perjudiciales para el País que tener y mantener un hijo imbécil y paralítico inscrito en la Escuela de leyes y Derecho de la prestigiosa Yale University –n. del a.
Pendencia recogió el servicio y salió sonriendo como si fuera a salir en un anuncio de dentífrico… iba saboreando el faneón de derechazos de muleta que le acababa de hacer al Oficial… caminaba muy sonriente pensando ‘ora sí que ni al Manolete le sale me cai… por esta me sacan en andas de la plaza… me caigo rebien… ay, mi querido Peter… ora me casi más remal por animal… te acabas de comer el pior choro que te han echado nunca, y eso te pasa por avariciento, ambiciosudo y codiciososo’…llegó al final de las escaleras, caminó por el pasillo cantando mentalmente una cancioncita que estaba de moda que se llamaba “miénteme pinocho, miénteme”.
Dio la vuelta para entrar a la cocina y… aunque el Paje no traía nada en las manos esta vez, venía corriendo y chocó con Pendencia tan fuerte que ambos cayeron al suelo en medio de un escándalo… la charola salió volando y aterrizó -amarizó más bien- en una humeante olla de caldo de res… la taza, el platito y la servilleta quedaron sobre el paje, y una parte de la concha con frijoles quedó inserta entre la cofia del hábito y la cara, y la otra embarrada en la pechera de Pendencia, junto con la cafetera y todo su contenido…
El personal de la cocina salió a ver qué había pasado… el Paje se levantó… PERESESORPORFAVORMECAIESQUENOLAVI… imploró… Pendencia se levantó mientras se iba limpiando la concha de la cara, y el personal de la cocina cerró los ojos para no ver… el reporte hecho por la ambulancia de la policía decía “se traslada a paciente hombre del sexo masculino que se queja de sordera parcial aguda y dolor en los oídos’… el parte médico del hospital decía “se retiraron dos tapones de material identificado como concha con frijoles mezclada con café embutidos en ambos canales auditivos del paciente hombre del sexo masculino… al preguntarle por qué tenía esas substancias insertas de esa forma simplemente respondió ‘pos por pendejo’… se administraron antiinflamatorios y –a petición del paciente- un tecito de manzanilla para el recargón.
Pendencia estuvo ensayando con la Jim y el Briagoberto hasta el 20 de Abril por la mañana, en que empezaron a armar lo necesario para la reunión. Briagoberto limpió el carrito hasta que quedó como nuevo y se aseguró de que todo estuviera funcionando y en orden. Luego sacó las copas, los platos y los cubiertos más chidos. Lavó todo el servicio –de plata- y lo pulió. Luego llegaron las servilletas y los manteles de la Tintorería Revolución, atendida diligentemente por un señor oriental llamado Bieng Chin Gon, que la gente apodaba –lógicamente- “El Chino”. Contó y dispuso todo en unas cajas que iba a llevarse más tarde para dejarlas antes de la reunión en donde iban a estar trabajando la Jim y Pendencia.
La Jim preparó la masa con tiempo y la metió en el refrigerador (si la masa está muy fría es mejor porque se “hincha” menos rápido cuando se calienta y las crêpes quedan más delgadas y se cuecen más “parejo”), y después se dedicó a preparar los  otros rellenos. Desde luego, las estrellas de la noche iban a ser las crêpes Suzette y las “Tres Quesos”, pero preparó además dos moles, una salsa de tomate y pimiento rojo, pesto de aceituna negra, compotas de frutas, dulce de leche, nueces y almendras picadas, cajeta, crema pastelera, y se encargó de que el cocinero de postres de Palacio hiciera mantecados de fresa, vainilla, caramelo, chocolate negro y tequila. Preparó también una salsa de chocolate negro y una de blanco. Además, por orden de Pendencia puso a cocer 45 huevos… cuando preguntó que por qué tantos, Pendencia le dijo ‘si nomás los va usté a cocinar y no a poner… ni que fuera la gallina… aperciba su hacendosa mercé… si yo quiero 45 huevos duros, usté los coce hasta que se pongan duros y se acabó’...
Mientras aquellos dos trabajaban Pendencia estaba en su habitación. Traía puestas unas bermudas “cargo” (de esas que tienen chorromil bolsas) de color kaki, una playera de algodón blanco  con el logo del “Mikey’s brunch” y unos croc’s, que se había puesto para estar cómoda mientras mezclaba alumbre con vinagre para preparar su “tinta invisible”… incluso había practicado con huevos (quiero decir que había usado unos huevos para practicar, y no que había estado practicando “con mucha dedicación”) para estar segura del tamaño de la letra que tenía que usar para escribir lo que escuchara. Luego de “caerse remal” varias veces antes de quedar satisfecha con la letra -y luego de hartarse de pelar huevos para leerlos- planchó su hábito recién lavado y sacó su delantal “de gala”… una obra de arte con flores y pájaros de colores… era de algodón crudo tejido y bordado a mano por la mismísima Señora Da. Eufrosina Ruiz. Pendecia solamente lo usaba cuando la cosa era realmente importante, osea que lo había usado antes dos veces: La primera el día que su mamá se lo había regalado (hicieron mole), y la segunda para la inauguración del “Mikey’s Brunch”. Esta era la tercera.
Después revisó el sistema de navegación de la Paloma y le dejó comida extra mientras le decía ‘pa que tenga energía su voladora mercé’ y la puso a descansar en el nido del alféizar de la ventana… la paloma no se quería quedar en el nido y despegaba cada vez que la dejaba ahí haciendo “currú… currú” y revoloteaba por la habitación... hasta que Pendencia se cansó de perseguirla, la pepenó y la amarró usando un paliacate para dejarla hecha tamal en el nido ‘chingao… si le digo a su emplumada mercé que se quede ai pa descansar, pos agarra y se queda ai pa descansar, es Vd. otra que parece mosquito de lago… y sígale y el próximo desayuno del Virrey va a ser paloma en adobo rellena de pistaches, me cai’… a la pobre paloma no le quedó otra más que estarse ahí quietecita, y Pendencia le quitó el paliacate cuando se quedó dormida.
Estuvo un buen rato peleándose con el estetoscopio hasta que agarró la onda de cómo usarlo ‘carajo… tan fácil que era decirme que esta madre hace que las cosas suenen más fuerte y no se lo ponía al CD ni apuntaba pa la calle, chingao… me caigo remal’…finalmente las campanas de Catedral llamaron a misa de 5 –la última del día. Pendencia metió el estetoscopio en una de las bolsas laterales de las bermudas y se puso el hábito encima… pero no le gustó la solución … ‘la chingadera va a ser sacarlo sin que alguien que me vea piense que les estoy queriendo enseñar los calzones así nomás gratis’… luego decidió mejor ponerse las olivas alrededor del cuello –donde las tapaba la cofia- y dejar que la manguera bajara por una de sus mangas… así podía ponerse y quitarse las olivas rápido, y la manguera y el diafragma no se notaban en las mangas anchas del hábito… ‘a ver… así le haría Jack Bauer segurito… ese me cai rebien’...
Al final bajó a la cocina y vió a Briagoberto y a la Jim como que “platicando” muy juntitos sentados en la mesa donde comía el personal. Entró sin hacer ruido y ambos pegaron un brinco al escucharla ‘¡a ver a ver a ver!… ¡¡¡esa mano árbitro!!!’… mirando a Briagoberto le dijo ‘no se le vaya a ocurrir decir algo porque le plancho la camisa, pero puesta’… ‘y Vd.’ mirando a la Jim ‘aperciba que vienen por nosotras en 10 minutos, osea que agarre y vaya a lavarse la babota de la cara, ándele, antes de que la agarre a cocos’…
Llegó por ellas uno de los cocheros de Palacio en una berlina como la que habían usado para ir al lugar del Chef Sobo. Al salir Pendencia vió el carruaje amarillo con dos rayas blancas de la Yei estacionado afuera del Palacio ‘¿qué chingados hace esta aquí?... segurito vino a poner nervioso al Peter ese’… el cochero azuzó a los caballos y estos trotaron para llevarlas hasta el Palacio de Minería, que estaba justamente en donde está ahora… a escasas tres calles del Palacio Virreinal. Al llegar a la entrada las recibió el jefe de Estradiotes de la guardia de Palacio… ‘pero Sor Pendencia… ¿qué os trae por aquí?’… ‘¿cómo que qué me trai por aquí?... pos venimos a cocinar para los importantes personajes que van a venir ora’… ‘pero’ replicó el soldado ‘vos tenéis un pase?’ Pendencia le dijo ‘aperciba, su aguerrida mercé… estamos aquí por órdenes del Oficial de Prolotoco... de proctololo... de... osea... déjenos entrar antes de que la comida se eche a perder, porque si eso pasa me encargo de irle a decir al Oficial León que Vd. nos dejó afuera y por eso la cena valió puritititito pirrín’… el soldado no sabía si lo que Pendencia decía era cierto, pero sí sabía que –dad la información que circulaba por Palacio- era mejor hacer como que sí sabía que perder los dientes por ignorante, con lo que las dejó pasar.
Una vez dentro, fueron a preguntar dónde iban a estar… el concierge muy amablemente les indicó cómo llegar y les dijo que sus cosas ya estaban ahí… llegaron donde el carrito y las cajas que había enviado Briagoberto (que ya habían revisado y tenían todas una etiqueta amarilla que decía “SECURE-X-ray scanned”)... ‘A ver… aperciba su chaparrita mercé… pónase a sacar los platos mientras yo voy a dejar la mantelería en la mesa… orita vengo’…. la Jim –curiosamente muy animada- le dijo ‘sí Sor Pendencia… ahorita dejo todo listo aquí’.
Pendencia llegó a la sala y viendo que la mesa era cuadrada y que había espacio suficiente eligió servicio ruso para la ocasión… Este servicio consiste (por regla general) en que el jefe de cocina prepara las grandes piezas de alimentos, que se llevan decoradas en un carrito a la mesa. Un camarero que tiene a su cargo ser jefe de cortes (Trinchador) procede a cortar las piezas frente a cada comensal. El servicio a la rusa se combina generalmente con el servicio a la inglesa, que consiste en que el jefe de mesa (o un camarero elegido para la ocasión) se encargan de servir ellos mismos raciones iguales a todos los comensales usando su propia cubiertería para trinchar, pincear y servir cada plato. Todo el servicio se hace por el lado izquierdo de los comensales. El Servicio a la rusa fue inventado por el Príncipe Ruso Alexander Kurakin mientras estaba en el exilio en Francia***
***pinches estirados… tan chido que es comer tacos a mano y en la banqueta –n. del. a.
Pendencia dejó los manteles y las servilletas sobre la mesa y regresó con la Jim, que estaba ocupada acomodando un “set” completo sobre el carrito para ver cómo se veía mejor. ‘Aperciba su entretenida mercé’ le dijo ‘deje de hacer pirámides de platos y ponga “antención”… vamos a usar servicio ruso-inglés, oséase que nomás ponemos las copas, los platos base y los cubiertos y llevamos los demás “arrejunto” con las fuentes en cada vuelta… así podemos acomodar todo más rápido cuando lo vayamos recogiendo… oseáse que agarre y ponga arreglos facilitos mientras pongo el carrito y cuando tenga 3 o 4 me dice pa verlos y pa que los vea el Oficial de progotolo… de proclotoco… de esa madre, que me cai remuy remal’…
‘Sí Sor Pendencia’… la Jim muy diligente se llevó varios platos y copas y todo y empezó a trabajar… Pendencia aprovechó para ponerse las olivas del estetoscopio y estirar la manguera que tenía dentro de la manga… pensaba “me dijo la Yei que esta “pader” es de madera y podría yo oir… a ver sisierto”… pegó el diafragma del estetoscopio a la pared, y efectivamente pudo escuchar el ruido de lo que hacía la Jim mientras ponía platos de metal, copas y cubiertos sobre la mesa “ah cabrón” pensaba “esto del es-trec-tolos-copio está bien chingón… sioye todo”… en una de esas le gritó a la Jim ‘¡su mercé!...¿onde chingaos dejó la boquilla del “aigreador”?’…
La Jim –que estaba muy concentrada- le contestó sin alzar la voz ‘búsquela debajo de la plancha caliente del carrito, Sor’… y se hizo chiquita pensando que Pendencia iba a venir a ponerle tres chingadazos… pero no… Pendencia estaba del otro lado de la pared con los ojos como platos… había escuchado a la Jim clarito sin quitarse las olivas de los oídos pensando ‘ora sí ya chingamos, y no “emprecisamente” a nuestras madres, me cai… se oye en dolby sensurround stereo’… y luego con sonrisa maquavélica dijo bajitoentre dientes ‘me cai que qué clase de atorada olímpica les vamos a aplicar a estos jijos de la maledicencia’… estaba tan encantada que no se había fijado que la Jim le había dicho nomás “Sor”…
La Jim finalmente armó cuatro arreglos distintos, variaciones todos del básico: tres copas –agua, tinto y blanco o espumoso-, platito de pan, plato base, tenedor y cuchillo de pescado y de carne, cuchara sopera (o para consomé) cucharita para postre y tenedorcito para mariscos. A cada uno le puso una figura distinta con la servilleta, e incluso puso unas velas para darle un toquecito “más nice” según ella. Pendencia mandó que llamaran al Oficial de Protocolo León para que diera el visto bueno a alguno de los cuatro.
El Oficial llegó acompañado ni más ni menos que de la Yei, que iba súper elegante con un vestido negro liso de manga larga sin spencer, y traía una sombrilla rosa que hacía juego con el diamante y el listón. Entraron, él con cara de que el mundo le quedaba chico y ella con la sonrisa encantadora de siempre. ‘Buenas tardes Sor Pendencia’ dijo el Oficial de Procolo ‘buenas las tengáis, Señor Oficial y Señorita’ mirando a Yei –que se veía de lo más entretenida- le dijo a él ‘os veo muy bien acompañado’… el oficial de protocolo miró a la Yei con ojos de borrego a medio morir y dijo ‘veréis… es que aquí mi amiga la Srita. Yei es conocedora de todos estos menesteres, y me atreví a pedirle que nos asistiera’… ‘sí a huevo’ pensó Pendencia ‘lo malo, querido Peter, es que no sabes que te están viendo la cara de turista a lo merito grande… ni les vas a pasar, ni le vas a salir’…
‘Pues me parece muy bien… la opinión de una conocedora siempre es valiosa’ dijo Pendencia mirando a la Yei y –extrañamente- sonriéndose un poquito con ella. La Jim miraba todo el asunto con cara de que no entendía muy bien qué estaba pasando, pero como Briagoberto la había aleccionado para que mantuviera la boca cerrada por temor a que le tiraran un diente o algo peor, se quedó ahí muy derechita junto a la mesa, esperando para guiar a los visitantes por los distintos arreglos. Pendencia miró al Oficial y a Yei, y señalando a la Jim les dijo ‘la señorita Jim –enviada especial del Chef Sobo- os mostrará cada arreglo y vosotros decís cuál os parece mejor, así que adelante’.
Como era de esperarse, el Oficial se decidió por el arreglo que la Yei prefería y les dijo a Pendencia y a Jim ‘habéis hecho un trabajo magnífico… ahora dejad todo según lo acabamos de acordar, y preparad lo demás’… miró a la Yei casi con la baba escurriendo por un lado de la boca y le preguntó ‘¿me acompañaríais a revisar las otras dependencias?’ ella contestó ‘me encantará, pero antes dejadnos un momento, que quisiera preguntar a las damas aquí presentes algunos trucos para poder hacer estos mismos arreglos en mi casa, que es vuestra, ya lo sabéis’… el Oficial casi flotaba cuando dijo ‘como queráis, os espero en la planta baja para revisar las alfombras y los adornos’… se quedó un momento mirándola y agitó la mano con cara de idiota diciendo ‘à bientôt ma chérie!’ mientras daba la vuelta para bajar. Ella lo miró sonriente y agitó la mano también mientras él salía… cuando se fue volteó a ver a Pendencia y a la Jim y con cara de hastío les dijo ‘este es más insoportable que una ladilla con espuelas, caray… además no se baña por las mañanas y huele a almohada… guácala’… la Jim soltó la carcajada y Pendencia simplemente dejó salir –por segunda vez- una sonrisa…
La Yei miró a Pendencia y la tomó del brazo para salir con ella ‘Sor… ¿me acompaña un momentito aquí afuera?’… y mirando a Jim le dijo ‘está lindísimo tu arreglo ¿ves?… luego me explicas cómo se hacen ¿zaz?’ la Jim –en el mismo tono fresa- le dijo ‘claro!, y por cierto, tu vestido está superguau’… ‘gracias… lo compré en JC Penney’ contestó la Yei saliendo con Pendencia a donde estaba el carrito y lo demás… cuando estuvieron ahí la miró y le preguntó bajito ‘Sor… ¿ya tiene todo listo?’… ‘simón… ya estuve ensayando con el “es-tepto-colos-cocopio” y todo… ya hasta oí a la Jim desde aquí’… ‘¡qué emoción!’ dijo la Yei… ‘Josefa va a estar contenta, y eso está bien… yo no voy a estar aquí para la reunión, pero que tenga suerte… ¿tiene los huevos duros?****’ Pendencia abrió las puertas de abajo del carrito y le mostró los 45 huevos… ‘ahí tengo harto espacio para escribir hartas cosas… a ver si cabe todo porque si no me voy a caer remal’… la Yei la miró con cara divertida ‘no se preocupe Sor… todo va a salir bien… Vd. relájese y verá que todo sale hermoso’… ‘está bueno… ¿le tengo que avisar de algo a su mercé, o nomás mando la paloma o qué chingados?’… ‘no… nada más mande la paloma y yo me podré en contacto con Vd. en los días siguientes’... ‘está bueno… ora váyase con el Peter, que segurito debe estar babeando nomás de pensar que va Vd. a ir a verlo allá abajo’ dijo Pendencia con cara de “cómplice”… la Yei le dijo con tono de queja ‘es que huele a almohada… ay guácala… ya me voy… vai’…
Pendencia se quedó ahí mientras veía bajar a la Yei… cuando desapareció por las escaleras sintió un súbito acceso de cólera… ‘me lleva la meritita chingada’ pensó ‘esta me volvió a decir nomás Sor… y se me volvió a ir… me cai retemuy remal’…
CONTINUARÁ

****sin albur -n. del a.

viernes, noviembre 12

La India Pendencia parte X. Un toque extra.

Pendencia pasó los días siguientes practicando (“ensayando”, decía ella) el asunto de la cocinada de las crêpes con la ayuda de Briagoberto… mezclar la masa, airearla bien, verterla en la sartén previamente calentada justo para que se cocieran sin pegarse y sin quemarse, rellenarlas, doblarlas… ensayaban también las salsas, y especialmente la beurre Suzette.  Era buena para aprender y al final el mismo Briagoberto dijo que la beurre de Pendencia estaba buena...
Briagoberto se veía preocupado… una noche después de terminar el “ensayo” se quedó muy serio mientras lavaba la sartén, miró a Pendencia y le dijo ‘Sor Pendencia… es que yo quería decirle algo’… ella –que estaba lavando la boquilla del aereador de masa-- lo miró y dijo ‘¡no me diga!... ¿y como qué me quiere decir su mercé?’… él no se animaba, así que Pendencia –que la neta la neta la neta disfrutaba haciendo sufrir al buen Briagoberto- le dijo ‘aperciba su ofuscada mercé… dígame lo que me vaya a decir, y mientras no sea que ya rompió algo de la cocina, le prometo no agarrarlo a madrazos’… él algo mosqueado le dijo ‘es que mañana vamos a ir de viaje’… eso a Pendencia la agarró de bajada ‘¿cómo que de viaje?... ¿y a Vd. quién le dio vacaciones o qué clase de “atribulaciones” se está tomando?… ¿qué se cree pues?... ‘¡no, no!’ contestó él ya con un poco de pánico ‘vamos a ir de viaje Vd. y yo’.
Pendencia cerró el grifo, extendió la mano izquierda, lo pepenó de la pechera de la camisa y lo acercó hasta que sus narices casi se tocaban mientras levantaba con la mano derecha la boquilla que todavía tenía jabón… y todavía tenía la manguera enroscada y conectada al compresor… preguntó ¿y como padónde o qué chingados?... y cuidadito con la respuesta, porque si me sale con que vamos a ver las obras nuevas del metro o una tarugada de esas le meto el “aigreador” de masa en una oreja y lo echo a andar’… él sudaba frío… ‘no, Sor Pendencia… déjeme explicarle… vamos a ir al “Depleis” hasta Azcapotzalco para que ensaye con el Chef Sobo… sus Crepas Tres Quesos tienen que estar en el menú, y pos… les mandé preguntar si podíamos ir por encargo del Virrey a ver su cocina y a ver su receta, y pos como no tienen más remedio porque es de parte del Virrey me dijeron que mañana fuéramos temprano, osea que nos vamos a las 5 AM… mire… mañana no hay nada importante sino comida “standard”… y le pregunté a Mireya si podía hacerse bolas ella solita con la raza y dijo que sí, que ya le había aprendido a Vd. un par de golpes y unas llaves de judo y que con eso tenía… ándele… no sea gandalla y vamos… me cae que le va a servir’…
Por un momento pareció que Pendencia sí le iba a meter la boquilla del aireador en el oído, pero no… nomás le dijo ‘está bueno, pero onde resulte que nomás vamos a ir a hacernos gueyes le arranco la piel a tiras y me hago unas cortinas… y onde no estemos aquí para la noche se lo lleva la chingada, porque a mí no me gusta dormir en lugares que no conozco sin mi permiso ¿entendió?’… el dijo ‘no hay tos… vamos y venimos mañana, me cai’...
Salieron temprano para evitar el tráfico de la salida, pero era tan temprano que hicieron el viaje en algo menos de 2 horas y media. Iban en una de las elegantes Berlinas del Palacio con la capota baja, así que pudieron ver el paisaje y el amanecer, oler la hierba mojada de rocío, y sentir los primeros rayos del sol mientras se tomaban un café y comían unos sándwiches de pollo que Briagoberto había traído en una canasta… Pendencia tuvo que reconocer –aunque no lo diría nunca- que estaban buenos.
Sin embargo la comunicación fue nula… los dos primeros intentos de conversación de Briagoberto chocaron con un sólido muro de indiferencia, y al tercero Pendencia volteó para mirarlo y le dijo ‘aperciba su viajera mercé… por si no se ha dado cuenta no me da la gana hablar con Vd. ni de las mariposas ni de los riachuelos que vamos cruzando ni de lo lindo que está el clima hoy ni de ni madres, así que si no quiere que lo tire por un lado del carruaje y me asegure de que le pasemos por encima, cállese y déjeme de enchinchar… ya me trajo a huevo ¿y ora quiere que le haga la plática?, pos no… parece Vd. mosquito de lago de lo bien que chinga… y no le siga porque es temprano, no dormí mucho, tengo frío y no traje mi cobija, los carruajes me marean, no pude ver “lost “ ayer, y para acabarla de jorobar estoy muy “encabronecida” con Vd.’ El resto del viaje transcurrió en un silencio roto solamente por el trote y los resoplidos de los caballos, el canto de los pájaros que iban despertando y los eventuales gritos del cochero, que secretamente se reía de todo el “affaire” que tenía lugar entre sus dos pasajeros.
La fonda del chef Sobo era una casa relativamente grande construida de piedra con techo de dos aguas, de dos pisos. El piso de arriba era la casa del chef y el de abajo la fonda… la entrada era un caminito de piedras que llegaba a una puerta de madera con dos farolas de aceite, y tenía un toldo naranja con el nombre del lugar escrito en letras blancas… a un lado de la puerta había un letrerito que decía “Valet Parking… no se aceptan Bentley, Aston Martin, Jaguar, Rolls-Royce, Bugati, Lamborghini ni Mercedes”.
Se detuvieron frente al lugar, bajaron de la berlina y caminaron hacia la puerta de donde salió un “host” vestido con un pantalón y una filipina negros. La filipina tenía en el lado izquierdo del pecho un punto naranja que tenía las letras “TP” bordadas en morado. Los miró, sonrió y les dijo ‘muy buenos días… bienvenidos a “THE Place”… no hemos abierto aún pero… ¿tienen una reservación?’… Briagoberto le dijo ‘no… venimos a ver al Chef Sobo desde la ciudad capital’… el host dijo ‘¡ah!... los visitantes… usted debe ser Sor Pendencia y usted el pinche Briagoberto… bien… llegan un poco temprano… el chef está organizando la cocina para hoy y no permite que lo interrumpan, pero me avisó que vendrían. Dijo que si quieren ver el lugar o dar una vuelta por las instalaciones ya saben… siéntanse como en su casa… él los atenderá lo antes posible’… Briagoberto y Pendencia se miraron y él preguntó ‘¿vemos el lugar?... Pendencia asintió y despidiéndose del host entraron al restaurante.
Dentro todo era en mesas de madera oscura en booths con asientos y respaldos con cojines color negro, morado y naranja. Había una barra con una selección de cervezas y un escenario (los miércoles había competencia de “rookie stand-alone comedy” y los jueves, viernes y sábados banda de jazz en vivo). El lugar tenía iluminación indirecta hacia las mesas y estaba muy limpio. En los pasillos había un par de carritos en donde estaban los platos, las servilletas, los floreros (de cerámica morada y con tulipanes naranjas), la cubiertería y todo lo de armar las mesas… los platos eran blancos, igual que las servilletas… había vasos y las cartas… y todo tenía el mismo círculo que la filipina del “host”. Se acercaron al a cocina… en la puerta había un letrero en verso que decía

“Bienvenido sea Vd.
esta es nuestra cocina,
puede Vd. entrar a ver,
no nos da ninguna muina”.
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“Sin embargo le advertimos,
mientras todos trabajamos:
toca algo sin permiso,
y a madrazos lo sacamos”.

Salieron del lugar para dar la vuelta. En el jardín en la parte de atrás de la casa había una huerta donde entre otras cosas se veían sembradas papas, zanahorias, cebollas, rábanos, hinojos… también había sembradas varias hierbas de olor. A un lado de la casa había un corral con gallinas, patos, gansos, un cerdo, y pastando libremente había tres vacas holstein blancas con negro con un ternero nacido hacía poco, cuatro caballos -dos percherones enormes y dos alazanes árabes totalmente negros- y tres borregos. En un edificio frente al corral había también un carro de carga.
Briagoberto se asomó hacia adentro de una especie de caseta que estaba aparte y abrió mucho los ojos, emitió un silbido y se acercó para ver mejor… la llamó ‘Sor Pendencia, venga a ver esto’… ella se acercó y se quedó mirando…
Allí estaba un carruaje tipo “Tilburi Americano” todo pintado con laca negra pulida. Tenía una protección frontal de madera ligera que sostenía dos lámparas de acetileno para circular de noche. En lugar del asiento tipo banca para dos personas había dos “sparco” de competición tapizados en piel con cinturones de seguridad de 5 puntos, con una caja debajo para guardar cosas. El enganche estaba modificado. La placa de circulación decía “SOBO RULES”. Las ruedas eran grandes (1,60 m. de diámetro) con radios de aluminio para carreras, y tenían rodada de doble ancho con dibujo para piso mixto… había un pedal de freno y zapatas triples en cada rueda. El riel de montaje de los asientos era regulable, con tres posiciones que permitían ajustar el chasis para equilibrar el carruaje... Briagoberto dijo ‘una pieza de ingeniería, vamos’… Pendencia –con cara de suficiencia- le contestó ‘¡no me diga!... lo mismito dijo del carrito de las crepsusé y ya sé cómo se usa, así que si me presta este segurito al rato le doy clases a su mercé”...
El carruaje tipo “Tilburi” –o Sulki- es un coche muy ligero de dos ruedas fabricado totalmente en madera, normalmente con un enganche para un solo caballo… básicamente es un carruaje de carreras de balance delicado, diseñado para facilitar que el caballo pueda ir a trote rápido o galope ligero –n. del a.

Briagoberto estaba revisando el carruaje e intentando explicarle a Pendencia cada cosa cuando ambos pegaron un salto al escuchar una voz detrás de ellos ‘¿les gusta?... es una versión especial traída de Francia con una modificación para dos caballos en vez de uno… es muy rápido y es muy divertido de manejar… si quieren una vueltecita tenemos tiempo antes de abrir, porque si no tienen que esperar hasta mañana’… Briagoberto y Pendencia voltearon para mirar y encontraron a un tipo alto de pelo corto vestido con pantalones negros y una filipina naranja con el mismo círculo TP, que tenía un bordado arriba que decía “El Jefe”…
Briagoberto se adelantó ‘Sr., es un gusto conocerlo’… él contestó ‘llámeme “Sobo” por favor, mucho gusto’… miró a Pendencia y le dijo ‘Vd. debe ser Sor Pendencia, la mismísima Jefa de Cocina del Palacio Virreinal… yo soy el Chef Sobo… mucho gusto’… se acercó a Pendencia muy fresco y antes de que pudiera hacer nada le puso las manos en los hombros y le plantó un beso en cada mejilla, según él muy “a la europea”… Briagoberto contuvo la respiración y puso cara de terror ciego cuando ella sin pensarlo agarró a Sobo por una manga, le torció el brazo y lo hizo dar vuelta…
Sobo no supo qué estaba pasando hasta que se encontró tirado de espaldas en el piso, Pendencia se acercó y le dijo ‘aperciba su elegante mercé… no me da gusto conocerlo, vengo en misión de trabajo, y le aviso que si aprecia su integridá no se le ocurra besuquiarme de nuevo, primero porque me cai remal la gente que me besuquea sin permiso, y segundo porque es probable que su cara acabe puesta de estampita en el frente de su carruaje de versión especial traída de Francia y no sé cuántas churumbelas más… ¿ora nos podemos ir a trabajar?’… Sobo miró a Briagoberto, que nomás le puso cara de “así es la vida con ésta” y contestó ‘está bueno… por eso decía yo que era hora de irse a trabajar… nomás déjeme levantarme… ¿vamos a la cocina?’…
Pendencia se quedó congelada entrando a la cocina… todo estaba limpio y en orden… había aparatos para casi cualquier cosa… el personal estaba en sus estaciones -perfectamente uniformado de filipina negra con punto naranja- preparando todo para el servicio del día. El Chef de Cuisine –que era pálido, tenía los ojos muy rasgados, y traía una banda blanca en la cabeza con un círculo rojo- iba checando cada estación y asegurándose de que todo estaba en orden. Sobo lo llamó y le dijo ‘Yosi, te presento a Sor Pendencia, que es la jefa de cocina del Palacio Virreinal’… él se acercó, miró a Pendencia a los ojos y juntando un puño con la otra mano abierta frente a sí mismo hizo una reverencia y le dijo ‘sel un honol tenela aquí, Pendencia-san’… Pendencia se quedó muda… Sobo le pidió ‘Yosi, dile a Jim que venga, por favor’… Yosi hizo otra reverencia rápida y dijo “ahola te la tlael, Sobo’ y se fue…
Pendencia lo miró irse y volteando a ver a Sobo dijo ‘oiga… este pobre señor no sabe hablar y segurito tiene conjuntivitis porque apenas puede abrir los ojos… ¿está malo?... y pos luego… ¿qué es eso de “Yosi”?’… Sobo –a punto de soltar la carcajada- le dijo ‘no… habla así y sus ojos son así porque es japonés… su nombre completo es “Yositomo Wiskisito”, que es muy largo de decir… por eso le decimos “Yosi”… ‘¿Yosi cómo?’… Briagoberto intervino ‘no, Sor… “Yositomo”’… Pendencia le pegó un patín en una espinilla con ganas ‘¿qué le dije a su mercé de lo de “Sor”?’... le preguntó… ‘va a ver ora que regresemos al Palacio’… sobándose la espinilla, Briagoberto dijo ‘es que se me olvida me cae’… ella contestó todavía más bajito entre dientes ‘pos que no se le olvide a su mercé, porque su otra espinilla puede romperse si le pego –por ejemplo- con un martillo de ablandar carne, y aquí hay muchos’…
Sobo veía todo el asunto con cara de diversión cuando llegó una joven bajita impecablemente uniformada… era medio güera, peinadísima hacia atrás con cola de caballo y de cara redonda… usaba unos lentes rectangulares de armazón negro con las letras D&G a los lados… saludó en perfecto tono de niña fresa con voz algo nasal (por no decir de trompeta)… ‘hola Soboooo… ¿qué onda?’… él le dijo ‘ninguna onda, Jim… te presento a Sor Pendencia, que viene del Palacio Virreinal a aprender todo sobre las Crepas Tres Quesos’… Sor Pendencia, esta es Jim, que es nuestra Entremetier y está a cargo de los vegetales, huevos, harinas, guarniciones y –justamente- las crêpes saladas, osea que conoce las Tres Quesos mejor que yo’.
Pendencia iba –por supuesto- de hábito… Jim la miró de arriba abajo y dijo ‘mucho gusto Sor… está mono su vestido ¿eh?’… y se adelantó para saludarla de beso sin notar la dilatación en las pupilas de Pendencia… Briagoberto alcanzó a ponerse entre las dos, y Sobo jaló a Jim de un hombro hacia atrás mientras decía ‘permítanme un momento’ y se la llevó algunos metros…Jim iba reclamando ‘¿qué onda Soboooo?... ash… ¿porqué me jalaaaas?’… cuando estuvieron solos Sobo le dijo ‘no se te ocurra volver a decirle nomás “Sor” ni saludarla de beso ni meterte con su vestido… coño… ni siquiera es un vestido, recoño… es un hábito de monja’… ‘ash… ¿pero por qué?... nada más le dije que estaba mono por cortesíaaaa ¿ves?’… además su pinche está mono también… es güerito de ojo verde’… ‘pues a la Sor no le gusta la cortesía, así que cuidadito porque te surte tres madrazos antes de lo que te imaginas’… ‘ash… esteeee… bueno… les tengo que enseñar las crêpes ¿verdad?’… ‘sí… que aprenda cómo se hacen y listo’.
Jim regesó a donde Pendencia seguía junto a Briagoberto. A él le regaló una miradita coquetona y una sonrisa… luego miró a Pendencia a la cara y le dijo –sin perder el tono fresa- ‘Sor Pendencia, le voy a explicar cómo hacemos las “Tres Quesos”… vamos al guardarropa con su pinche para que escojan una filipina muy “nice” cada uno de su talla, y luego les conseguimos unos delantales bien fashion de los que tenemos aquí… ¿me acompañan por favor?’... Pendencia estaba más tranquila y le contestó ‘ora pues, antes de que se nos haga tarde aquí a –mirando a Briagoberto con cara de burla- mi pinche y a mí’…
Pasaron la mayor parte de la mañana trabajando. La tal Jim se las sabía todas con las crêpes y –aunque fuera una fresa casi de Irapuato- no le cayó “tan remal” a Pendencia… Jim andaba muy en su papel y aprovechando se echaba miraditas con Briagoberto, que tampoco era que se hiciera muy guey que digamos.
Pero había dificultades… una cosa era que Briagoberto fuera bueno para la crêpe y le hubiera enseñado los rudimentos a Pendencia, y otra lo que Jim hacía… simplemente estaba en otro nivel… pura técnica y arte… y Pendencia se las empezó a ver negras para que las crêpes quedaran exactamente como tenían que quedar. Cuando finalmente tuvieron un plato de Crepas Tres Quesos hechas por Pendencia solita y las probaron, Jim no tuvo más remedio que decirlo… ‘no… le falta como que algo… no están malas, pero no quedaron superguau, y en este restaurante, las cosas que salen de la cocina TIENEN que ser superguau’… Briagoberto las probó y empezó con los elogios, pero Pendencia le dio un pisotón, así que cerró la boca… en eso llegó Sobo ‘vengo a ver cómo van’… Jim le dijo ‘pues la Sor Pendencia tiene buena mano, pero no encuentra “el punto”… y aquí Briaguis nos ha estado ayudando mucho’… … Briagoberto puso cara de “no chingues” y no pudo evitar poner cara de fuchi cuando escuchó lo de “Briaguis”… Jim dijo ‘a ver Sobo… pruébalas’...
Sobo probó… ‘pues están buenas, pero podrían estar mejores… de todas formas se lo digo… si alguna vez necesita chamba nomás viene y me dice, sor Pendencia’… de inmediato recibió contestación ‘aperciba su anaranjada mercé… no necesito chamba ni la voy a necesitar, así que no me la ofrezca… si a Vd. se le hace que están bien, pos están bien y si no, pos no… el problema es que me estoy empezando a “enojecer” porque no me salen como a la señorita… me caigo remal… y estas son crêpes que queremos llevar a un evento muy reteimportante’… y me estoy cansando de ensayar y que no me salgan’…
Siguieron trabajando y de pronto Briagoberto se acercó y muy serio le dijo ‘oiga Sor Pendencia… ¿y qué pasa si nos llevamos a Jim al Palacio unos días para que le eche la mano en la cena ésa?... total… habitaciones hay y todo ¿no?’… Pendencia le contestó ‘sí a huevo… cómo no… y si no hay habitaciones, pos ai está la suya ¿no?’… ‘¿qué pasó pues?... si yo lo digo por Vd, para que la tenga más fácil’… Pendencia lo pensó un poco ‘chingao… si este no está tan idiota… igual si puede ir la chaparrita a hacer crêpes yo puedo entrarle más duro al es-tro-colos-cor-pio ese de la Yei’… luego le preguntó a Sobo ‘oiga… ¿y si nos llevamos a la chaparrita unos días así como dice –en tono burlón- “Briaguis”?... ¿no le hacemos un desmadre en su fonda?’…
Sobo llamó a Yosi, que llegó e hizo reverencia de nuevo… ‘¿pala que sel yo bueno?’…  ‘Yosi…Sor Pendencia quiere invitar a Jim al palacio unos días para que cocine… ¿cómo la ves?... Yosi miró a Pendecia y le dijo ‘si Sol Pendencia-san necesital a Jim, lleval… sel un honol que Jim ilse a la ciudad a cocinal con Pendencia-san… no habel ploblema… nosotros paltilnos madle aquí pala que cocina salil chido sin Jim’… ‘gracias Yosi’… luego Sobo miró a Jim… ‘a ver Jim… lo voy a decir una sola vez… tienes 40 segundos para arreglar tus cosas y ni uno más… y al Palacio no tienes que llevar maquillaje, secadora de pelo, cinco toallas, ocho pares de zapatos, taje de baño, toda la línea de sombras de Mary-Kay, spray, espejo portátil, set de manicure, ocho mudas, cuatro perfumes, todo el set de lipsticks ni ninguna de todas esas cosas, así que apúrate’… la Jim empezó a quejarse, pero Pendencia le dijo ‘aperciba su chirris mercé… en mi cocina no se maquilla nadie bajo amenaza de recibir una entrada de patadas, así que si quiere seguir viva pos ya sabe a lo que le tira’… la Jim ya no dijo nada y se fue por sus cosas.
Pendencia miró a Sobo y dijo ‘pos entonces nos vamos porque hay que ir hasta el Palacio y la carretera se pone fea de noche con tanto yuppie echando carreras… ai luego le mando a la señorita de regreso’. Jim trajo sus cosas (dos maletas de Louis Vuitton) y sólo dijo ‘lista’ y se despidió de Sobo de beso. Pendencia la agarró del brazo y se la llevó ‘pos ora que semiase tarde’… subieron a la berlina del palacio y Pendencia miró a Briagoberto que estaba peleándose con las maletas de Jim… ‘ora “Briaguis” (en tono de lo más burlón)… métale y vamos llegándole en chinga porque todavía nos falta todo el regreso’…
Mientras iban en el camino Briagoberto y Jim iban platicando y luego la Jim empezó a contar cómo era que había decidido estudiar cocina y otras cosas, hasta que Pendencia –harta después de 45 minutos ininterrumpidos- le dijo ‘a ver… aperciba su comunicativa mercé… no sé a qué hora jala aigre para decir tantas cosas tanto tiempo, pero a mí me vale madres si le gusta contarle su vida a todo el mundo… estoy mareada , estoy cansada y tengo problemas para respirar nomás de estarla oyendo, osea que o se calla o le pongo las correas del toldo de tapón en el hocico… ya estuvo’… la Jim abrió la boca para empezar a reclamar, pero Briagoberto se la tapó con la mano mientras le decía bajito ‘ni se te ocurra’...
En calmo silencio hicieron el resto del viaje a la ciudad capital, el cochero en lo suyo, Pendencia mirando alrededor, Briagoberto meditando sobre la inmortalidad del cangrejo, y Jim dormida recostada en el pecho de él…
Llegaron al Palacio y –literalmente- instalaron a Jim en una de las habitaciones del piso de arriba… como lo suyo no era sueño pesado sino muerte ligera, la tuvieron que cargar entre dos soldados junto con sus maletas porque no hubo forma de despertarla. La subieron y la dejaron en la cama sin que se enterara… la habitación era justamente la que estaba a un lado de la de Pendencia ‘nomás para que no se le vaya a ocurrir a alguno de estos pinches soldados alguna chistosez… y a Vd. tampoco’ dijo mirando a Briagoberto… ‘y cuidadito y se le ocurre organizar cualquier babosada, porque le juro que lo dejo como estropajo de lavar ollas… la señorita está bajo mi “enresponsabilidá” y de mi cuenta corre que ella y Vd. se agarran al prolololo… al progonolo… a esa madre y no andan haciendo cosas “moralmemente encuestionables”…
Y cuando finalmente Pendencia la vió dormida sobre la cama de la habitación miró a Briagoberto con una cara extraña –que él no había visto nunca- y le dijo ‘mire, Briaguis (otra vez en tonito de burla)… Vd. no me cae tan mucho muy remal así que le voy a decir… si yo fuera Vd. agarraba y veía la forma de tenerla ocupada, porque si no le va a crecer la cabeza de oírla todo el día’…
Pendencia bajó a la cocina a ver a Mireya para enterarse de lo sucedido en el día… Mireya se había visto forzada a dejarle un ojo moro al muchacho de los establos que le había dado un par de nalgadas y se había disculpado diciendo que "se habia tropezado y no había encontrado otra cosa para agarrarse"... luego de este y otros informes, Pendencia se fue a su habitación pensando “está bueno… la reunión es en cuatro días, oséase que tenemos tiempo para organizar toda la cosa… nomás que voy a tener que pensar qué piña le digo al Oficial de proctólogo… no… de prontocolo… de esa madre que ésta va a ir conmigo porque si no… me cai que me cai remal… y ora también… tengo que ensayar con el es-creto-losco-copio ese de la Yei, porque no acabo de entender cómo se usa… el otro día se lo puse a una almohada y no oí nada, y luego al CD y casi me quedo sorda… segurito estoy haciendo alguna bestialidá… me caigo remal’…
Al día siguiente se apersonó frente a la puerta del despacho del Oficial de Protocolo León muy temprano llevando una charola plateada con el café, el cuernito tostado con mantequilla y la concha rellena de frijoles refritos de todos los días –el Oficial de Protocolo no desayunaba con el resto del “staff” porque decía que eran “unos vulgares corrientes”- se aclaró la garganta y dijo… ‘buenos días tenga vuestra merced’…
Él levantó la vista de la hoja de Excel con presupuestos que estaba revisando (que estaba tapando el último ejemplar del “Archie”), puso cara de gusto y contestó ‘muy buenos días, Sor Pendencia… entrad por favor… ¿qué gratos vientos os traen por este lugar?... ella entró con la charola, y mientras ponía el servicio en una mesita que había junto a una ventana que daba a la calle que hoy es Correo Mayor empezó a hablar… ‘pues veréis, Señor Oficial… vos me habíais pedido que os informara de cualquier obstrucción, obstáculo, barrera, contención, desviación, interrupción, desavenencia, desaguisado, inconveniencia, altercado y/o eventualidad que me impidiera ejercer mis funciones de forma tal que los visitantes se sientan como en sus casas suyas de ellos durante la reunión… y pues a eso he venido… tengo cierto asunto que debo tratar con vos’…
CONTINUARÁ

miércoles, noviembre 3

La India Pendencia parte IX. Las crepas y –finalmente- la cita.

El regreso a la habitación de Pendencia fue un poco menos complicado. Al parecer Chente se sabía algunos pasillos que Pendencia no conocía y fue más fácil entrar de lo que ella se imaginaba… una puerta en el lado de los jardines que no dio trabajos, una carrerita hasta la fuente del centro, luego otra carrerita hasta uno de los pasillos en donde encontraron durmiendo al soldado que Pendencia había visto al salir, y que terminó de cabeza en la fuente de los jardines -seca para mantenimiento- con todo y mosquete. Después subieron por la escalera hasta el primer piso en donde ya nada más fue cosa de caminar con cuidado.
La gran mayoría del personal estaba en el salón de fiestas… hasta los jardines se escuchaba “Stairway to heaven” de Led Zeppelin bastante fuerte, osea que tampoco era que hacer algo de ruido fuera peligroso, así que pudieron subir sin preocuparse demasiado. Cuando Pendencia le preguntó por qué conocía tan bien el Palacio Chente contestó que “tenía inteligencia de muy buena calidad”, y Pendencia –que no entendió- se quedó pensando ‘¿querrá decir este que soy pendeja?’…
Al dar la vuelta al pasillo para llegar a su habitacón Chente le dijo ‘ya estamos Sor… estuvo fácil ¿no?... ya me voy… cuídese y nos vemos luego’… y desapareció dando la vuelta a la esquina del pasillo. Pendencia entró a su habitación, sacó la caja y guardó el equipo de espía, se quitó el traje de lykra y las zapatillas, se deshizo las trenzas y se metió en la tina con una taza de chocolate caliente mientras escuchaba un CD de música “Chill Out” bajito.
La paloma mensajera seguía en la ventana muy tranquila, y miraba a Pendencia en la tina… ‘me cai que ésta sabe algo y no me lo quiere decir’ pensó… la paloma hizo “currú” una vez y dejó de mirarla para meterse a dormir en un “nido” hecho por Pendencia con una cobija y unas toallas en el mero alféizar… como el clima esa noche estaba bien, la ventana seguía abierta y Pendencia se quedó un rato en la tina escuchando los grillos que criaban muy propios fuera, en la calle. Media hora después salió de la tina, se metió en un camisón, se puso un poco de aceite de aromaterapia “anti-stress” de Swiss Just ® en la nuca, en las sienes y debajo de la nariz, se metió a su cama y se quedó dormida.
A las 03:00 AM la despertó un ruido fuera de su habitación… como si hubieran tirado un mueble al piso… se puso una bata sobre el camisón y salió al pasillo… era el Paje que se había caído frente a su puerta… ‘a ver su distinguida mercé… ¿qué chingados está haciendo aquí?’ le preguntó… pero el Paje estaba tan ebrio que su contestación fué algo así como ‘sorecitapendencitalindaaa’… ‘lfiestastubochidaaa’… ‘est’moschupichupeeeee’… ‘peroraesquieroirmiabitasioóóónnnynoancuentroooo’… ‘ah, su mercé tan bestia… ¿se tomó el mezcal o se bañó con él?’… Pendencia lo ayudó a ponerse en pie –bueno… casi lo levantó a puro músculo- y le echó una mano para llegar a su habitación, que estaba dando la vuelta en el pasillo por el que había llegado hacía algunas horas con Chente.
Lo metió a la habitación y lo estaba ayudando a sentarse en la cama cuando el Paje empezó a decir algo como ‘sesquetengirbañoooo… tengirbañooo… comi’chosvolvanesymsientomaaaal’… y mientras decía la “a” y aprovechando, vomitó “volovanes al mezcal” justamente sobre la bata y el camisón de Pendencia… en otras circunstancias eso le hubiera supuesto al Paje una muerte violenta y dolorosa, pero ateniéndose a las circunstancias Pendencia sólo le dijo ‘aperciba en serio, su indigesta mercé… mañana en cuanto lo vea agárrese, porque madre le va a faltar para que se la rompa, y ora sí en serio el prolotolo… el progocolo… esa madre no lo va a salvar, se lo juro’...
Dejó al Paje en su cama y regresó a su habitación a bañarse de nuevo. Se puso otro camisón y se volvió a meter en su cama para dormir otro rato, y a las 05:15 estaba lista para bajar a la cocina pero en vez de eso, mandó que Mireya Pec le subiera una olla de hacer carnitas con un cucharón de madera de los grandes. Bajita como era, la pobre Mireya -que básicamente podía bañarse en la olla y podía usar el cucharón de remo- tuvo que sudar la gota gorda para llevar ambas cosas a la habitación de Pendencia, que cuando la vió llegar le dijo ‘ora acompáñeme’….
Llegaron a la puerta de la habitación del Paje que roncaba tan fuerte que se escuchaba en el pasillo, entraron, pusieron la olla sobre la cama, y luego Pendencia tomó el cucharón y la pegó a la olla cuatro cucharazos mientras gritaba ‘¡ora jijos de la reforma agraria… a las armas, por Fernando y por España!’… el Paje pegó un salto que casi se pega en el techo de susto mientras gritaba ‘¡no por favor… el castigo de la fuente no!’… luego se cayó al piso y Pendencia le dijo ‘para que aprenda su cruda mercé a no tomarse todo el bar Vd. solo, y se lo advierto de nuevo: vuélvame a guacarecer y le juro que en lugar de a la olla le pego los cucharazos a usté hasta que le quede la cabeza como zapote pisoteado… ora vístase en chinga porque tiene desayuno de progocolo… de protogogo… de esa madre a las 07:00 y si no llega no hay quien anuncie… y olvídese de chilaquiles, porque ora nomás le va a tocar agua sola hasta la hora de la comida para que se le quite lo briagadales’… miró a Mireya y le dijo ‘y usté deje de reírse ayúdeme a bajar esto a la cocina rapidito, o la pongo a pelar pulpos fríos a mano... ora… tendida como bandida que hay harto que hacer’…
Dejaron al Paje vistiéndose como pudo y llegaron a la cocina justo a tiempo para terminar de organizar el desayuno de protocolo para una delegación venida de Portugal. Pendencia estaba decorando la fuente de frijoles refritos con tiras de queso fresco y ramitos de perejil chino y Mireya le ponía a la crema unas flores de jitomate para que se viera linda cuando vino uno de los mozos de la caballeriza ‘Sor Pendencia, la buscan allá afuera de Liverpool, que dizque le traen un carrito para hacer quien sabe qué… ‘chingao’ dijo ella… ‘¿no podían venir más tarde?... a ver… dígales que orita voy’… terminó de decorar los frijoles, dejó a Mireya a cargo de la crema con instrucciones claras ‘nomás se va fea la crema y verá’… y salió a la calle.
Estacionada junto a la banqueta había una carreta de Liverpool pintada de rosa de donde se bajó un muchacho vestido todo de beige que le preguntó ‘¿la hermana Pendencia?’… ‘sí, soy yo mera’... ‘buenos días… me complace estar aquí para hacerle entrega de un carrito de última generación para’… ‘mire su trabajadora mercé’ lo interrumpió Pendencia ‘tengo harto trabajo así que cierre el hocico, déjeme el carrito y sáquese de aquí ora mismo’… el muchacho bajó el carrito -que traía varias cajas dentro- y preguntó ‘¿dónde se lo pongo’?... ‘a ver su poco instruida mercé’ le contestaron… ni modo que lo ponga Vd. en la capilla… si es para cocinar pos métalo a la cocina ¿o se le ocurre otro lugar?’… Pendencia lo siguió, sacó un peso del dinero de los mandados y se lo dio de propina al muchacho… ‘ándele su ocupada mercé… sáquese de aquí’…
Una vez que estuvo de regreso en la cocina, Pendencia encontró a Briagoberto (el pinche que había recibido dos mamporros por cortar mal los volovanes) mirando el carrito con una pala de madera en la mano y cara de idiota, como si estuviera viendo una litografía de Josefina (aka Mrs. Bonaparte) en paños menores… ‘¿y qué coño ve su mercé que hasta la baba se le cae?... Briagoberto contestó ‘es que… es un carrito de última generación para preparar crêpes… y yo siempre quise tener uno’… ‘¿no me diga?... ¿y qué hace la madre esta que le resulta tan mona?’…
Él la miró con cara de “qué poco sabes, reina” y le explicó…‘es que es una chulería… mire… planchas y tubería de acero inoxidable, calentador vitrocerámico, hornilla de gas natural y encendedor electrónico para flamear, sartén de teflón con mango ergonómico y térmicamente aislado, medidores para el licor, cucharas premarcadas, palas antiadherentes, tanque presurizado para los rellenos, batidor globo motorizado para airear la masa y dispensador pre-dosificado para bolas de helado de diferentes diámetros (si el comensal opta por helado), trinches para las cerezas y los decorados… carajo… si hasta tiene una cámara inferior calefactada para los platos… esto es ingeniería y no chingaderas’…
Pendencia escuchaba todo eso cada vez más sorprendida y le preguntó ‘¿pero su lela mercé sabe usar la chingadera esta?… ‘sí… aprendí en la escuela de cocina del “Café du Paris”… ahí estudió el ratón que salía en “Ratatouille”’… ‘ire nomás de lo que se viene enterando una… pos agárrese porque me va a enseñar a mí y cuidadito con que no aprenda yo bien, porque hago crepesusé con su cara, ya verá’... él estaba tan fascinado con el carrito que sin pensar en las consecuencias le dijo ‘la voy a hacer una experta, como que me llamo Briagoberto Godínez du la Minorie… ‘¿du la qué?’… ‘du la Minorie… es que mi mamá es francesa… ¿cómo cree que estudié cocina en europa si no?’… ‘pos por mí como si su mamá lava ajeno y Vd. estudió en las torterías del metro el rosario… ora… váyase a trabajar y luego le aviso’…
El día transcurrió en lo de siempre… regañar al personal para que se apurara, golpear a los proveedores que traían cosas malas, insultar al jefe de guardia para que dejara entrar a otros proveedores, tomar té de boldo, esquivar al Paje –que andaba por instrumentos con una cruda olímpica- para que no le tirara cosas encima, ver “24” a media tarde, comprobar el sistema de navegación de la paloma, leerse otra vez los códigos secretos –en absoluto silencio- y aprovechando, escribirle una carta a sus padres (la carta original en Mazahua se conserva en el Archivo General de la Nación… esta es una traducción libre al español)
“Queridos xin-Yhare y xin-Ahezi,
Espero que ambos dos juntos a la par estén bien.
Les escribo para contarles que sigo en la suidá capital en el Palacio del Virrey cocinando para una bola de gentes que me cain remal… Excepto Mireya –la que les conté que hace un venado yucateco chingón- mi personal también me cai remal porque son más lentos que la erosión.
Tengo unos proveedores regueyes que me cain remal por trácalas. Lidio a diario con un piquete de soldados que cada vez me cain más remal por prepotentes gandallas. Y para acabarla de chingar me acaban de decir que –a petición del de hacienda, que por supuesto que me cai remal por cobrón- a ver si puedo organizar unas clases de cocina para las esposas de los del gabinete del Virrey, que –adivinaron- me cain muy más remal… es más… esas me caen peor que muy más remal porque son como ladillas con espuelas, pero a diferencia de las ladillas, estas viejas locas además hablan y todo el día dicen purititas pendejadas…
‘Ai luego les escribo otra vez y les cuento más cosas.
Los quiere,
Pendencia.
PD: Ustedes dos no me cain remal”.
“Yhare” significa “sol” y “Ahezi” significa “cielo” en Mazahua, lengua materna de Pendencia -muy próxima al idioma Otomí- que se habla aún hoy en buena parte del centro del País (especialmente en la zona noroeste de lo que hoy es el Estado de México). Pendencia contó algunos años más tarde en entrevista al “Chicago Tribune” que así llamaba a sus padres de cariño… “sol” a Don Espiridión y “cielo” a Doña Eufrosina. El posesivo indefinido “xin” (mío, mi, mis, nuestros, etc.) indica que les llamaba cariosamente “mi sol” y “mi cielo” –n. del a.
Luego de terminar la carta y de dejársela al mandadero para que la pusiera en el correo, bajó a la cocina y pidió que buscaran a Briagoberto mientras revisaba el carrito… prefirió esperar a que él llegara… ‘mejor no tocar, no vaya yo a descomponer una de las jimostretas estas y pos’… Briagoberto llegó muy campante y la saludó ‘hola Sor’… de inmediato Pendencia le contestó ‘mire su feliz mercé… a mí me importa un pimiento que Vd. me vaya a enseñar a cocinar crepsusé y que se las sepa todas… onde me vuelva a decir nomás “Sor” como si fuéramos parientes sin mi permiso agarro y le rompo su cara suya de su propiedad de Vd. ¿me entendió?’… él se puso pálido recordando los mamporros por cortar mal volovanes y le dijo “está bien… vamos a empezar’…
‘Mire: una crêpe es un disco delgado de masa ligera dulce cocida que dependiendo de la variante puede rellenarse con algo o no, y se dobla en triángulos antes de servir. Existen crêpes de muchos tipos… cubiertas con mermelada, crema de avellanas, helado, crema pastelera… o con dulce de leche quemada y nueces, con frutas del bosque… e incluso las hay saladas rellenas de mole o de huitlacoche… o las famosísimas Crepas Tres Quesos** que hace un tal “Chef Sobo” allá en Azcapotzalco, que siempre tiene llena la fonda donde las sirve… así que ya ve… hay de varias y lo que cambia es lo que llevan dentro, pero pos las Suzzete son las Suzzete’.
‘Las  crêpes suzette se rellenan con "beurre Suzette" o “mantequilla Suzette” que es una mezcla de mantequilla, azúcar, jugo exprimido de mandarina o naranja, y triple sec de naranja, o Grand Marnier, o Curaçao. como se imagina, lo mero chido de las Suzette es el beurre, que se les mete antes de doblarlas en triángulos… y ya luego para dejarlas listas se pasan por una sartén a fuego suave o un par de minutos en el horno, y se sirven calientes’… Pueden ser flameadas con algún licor espirituoso, aunque el flameado es opcional porque no es de la receta original… probablemente a algún animal se le cayó el licor del relleno y se le prendió la sartén, y así nacieron las crêpes suzette flameadas’.
Pendencia se lo quedó mirando y le dijo ‘no la chingue su experta mercé… semiase que esto me va a costar un poco más trabajo del que yo pensaba… ¿primero se cocinan y se flamean, o primero las relleno y luego las cocino, o primero hago el relleno y luego las doblo, o primero las doblo y las relleno y luego las flameo aunque no sea a huevo... o era que las flameo con huevo y luego las relleno con algún licor “espitiruoso”?… no entiendo ni madres’…
Briagoberto fue paciente (más bien prudente) y le contestó ‘es que Sor… comprenda que los postres y en especial las crêpes son un arte’… ella preguntó con los ojos a medio cerrar ‘¿qué le dije de lo de “Sor” pues?’… ‘¡ay guey!... perdóneme… es que me ofusqué… perdóneme me cae… deme chance pues… no me haga chiquitas a las crêpes y déjeme que le explique, ándele’…
Durante las siguientes tres horas, se dedicó a explicarle a Pendencia el arte de cocinar unas crêpes de respeto, y Pendencia dedicó buena parte de la noche a practicar. Cuando finalmente empezaron a salir redondas y finas y dejaron de pegarse a la sartén… y más bien porque se hartó de comer crepas “equivocadas” decidió irse a dormir.
Al día siguiente salió al mercado con el Paje –que estaba bastante más recuperado- para conseguir unos huevos de codorniz que iba a preparar en vinagreta para una “sesión de negocios” que el Ministro Mercadotecnia estaba preparando para unos visitantes llegados de Italia. Cuando regresó al Palacio, Mireya Pec le avisó que el Oficial de Protocolo la estaba buscando y que había dejado dicho que a su regreso se presentara a su oficina ipsofacto… ‘¿icsofato?... ¿y eso qué chingados es?’ preguntó… ‘way, linda’… le dijo Mireya ‘quiere decir que vaya Vd. en chinga, o antes si es posible’…
‘Carajo… como si no tuviera nada que hacer que ir a ver icsofato al catrín ese que se cree Carlos de Inglaterra, pero sin la Di… ésa sí me cai rebien’…se quitó el delantal, se arregló el hábito y subió a la oficina del Oficial de Protocolo. Al llegar encontró la puerta abierta y al Míster sentado derechito en su escritorio… era un cortesano clásico, vestido a la moda de la época y además –dado que su investidura le obligaba a observar y a hacer cumplir el ceremonial en todo momento- muy estirado… y para ser sinceros bastante mamerto también.
Pendencia tocó tres veces en el marco de la puerta con suavidad (‘tal como dice el chingado protogolo… proclotogo…esa madre’) y esperó a que el Oficial (el Sr. D. Procopio Pedro María León Herrera y Limantour, mejor conocido entre sus colegas –y entre los no tanto- como “El Peter”) levantara la cara del periódico que consumía su atención en ese momento (la realidad es que dentro del periódico tenía normalmente un “Condorito” del que era asiduo lector, pero eso lo sabían pocos)… la miró y puso cara de sorpresa-alegría ‘Sor Pendencia, es un honor teneros aquí… sed tan amable de entrar y sentaros… tened la bondad’… ‘con gusto, Señor oficial, muchas gracias’ dijo Pendencia que odiaba el castellano puro, aunque –cuando le daba la gana- era bastante buena para el lenguaje “protocolario”…
Mientras caminaba hasta el escritorio del Oficial le dijo ‘me he atrevido a interrumpiros porque me han dicho que vos habéis requerido mi presencia lo antes posible, con lo que aquí me tenéis’… mientras se sentaba se fijó que sobre el escritorio había un marco con una litografía de la Yei muy sonriente y tan guapa como siempre con el vestido verde aquél, dedicada por ella misma con letra muy fina… “Al Sr. Oficial León con aprecio, Yei”… Pendencia pensó “pinche Peter… se ve que la Yei te trai cacheteando la banqueta… me cais remal”… se acomodó en la silla muy seria, lo miró y le dijo ‘ahora sí decidme… ¿para qué soy buena?’
El Peter le dijo ‘ahora veréis… es que en días próximos –consultó su agenda- el 20 del este mes del Señor para ser exactos, se organizará una Junta de capital importancia en el Palacio de Minería a las 20:00 horas, y dado el nivel de los participantes se me ha ocurrido que quizás no sea mala idea que vos nos proveáis de algunas de las exquisiteces que sabéis cocinar con maestría y arte, ya que estas reuniones suelen ser largas y tediosas, con lo que un “toque gastronómico de buen gusto” siempre es bien recibido’…
Pendencia muy atenta le pidió ‘Y decidme, Oficial… ¿qué es lo que tenéis en mente para ese “toque gastromónico de buen gusto”?’
Al escuchar aquello de “gastromónico” el Peter puso una cara como si estuviera masticando un limón agrio, pero lo dejó pasar y le contestó ‘pues veréis… estaba pensando que… pues que os pusiereis la del Puebla y llevarais algunos canapés, y después un postre que haga las delicias de los presentes... por sugerencia de una muy querida amiga mía –dijo comiéndose con los ojos la litografía de la Yei- le pediría unas crêpes, en caso de que vos sepáis cómo se hacen, desde luego’…
Pendencia dijo ‘contad con los canapés… respecto a las crêpes, pues son una de mis especialidades, y por una graciosa casualidad acabamos de adquirir un equipo especialmente diseñado para cocinar tan delicado manjar, así que contad con ellas también, Señor Oficial’.
‘¡Bondad graciosa!... eso suena magnífico… casi escucho campanas celestiales’… ‘pues contad con todo eso’… ‘perfecto’ dijo él con ojos brillosos ‘entonces lo que haremos será que vos preparáis todo y entregáis las viandas al personal militar de seguridad con instrucciones específicas sobre la forma de mantenerlo todo a punto para servir, para que así’…
Al ir escuchando eso, Pendencia pensó ‘inguesu… ora sí la vamos a jorobar todita si no me dejan entrar a la junta… piensa en chinga Pendencia… pon a trabajar al melón en chinga y dile algo de que tienes que estar ahí a producto ovíparo de ave de corral…’
El Peter estaba terminando su discurso muy elocuente, aunque Pendencia no había escuchado nada… ‘¿qué os parece, Sor pendencia?’… ella, confusa, tuvo que revirar con la primera piña que se le ocurrió ‘veréis… es que… mirad… yo quisiera deciros que… dejadme aclararos… sucede que los canapés que prepararemos son de langosta en reducción de chipotle, y son un platillo que debe ser cocinado y servido con tan poco tiempo como sea posible para que lleguen frescos a la mesa –por el perejil que se echa a perder-  y como sabéis, el ceremonial y la etiqueta exigen que las crêpes se preparen justo en el momento y frente al comensal… eso es muy elegante’… y sin saber qué más inventar se la soltó de una vez ‘y la realidad es que quisiera hacerme cargo del servicio personalmente’…
El Peter la miró dudoso ‘pero… ¿cómo justificamos vuestra presencia en la reunión, si vos sois básicamente la Jefa de Cocina del Palacio?’… ‘pues justamente por esa razón… mirad… no es que quiera incordiar, pero un soldado no tiene la experiencia necesaria para servir una mesa con decoro y presteza… y vos podéis decir que S.E. el Virrey quiere asegurar el mejor servicio y que por eso me envía… habrá crêpes disponibles durante toda la reunión en el momento que las deseen… y podemos darle a cada uno una estampita del Palacio por cada plato de crêpes que pidan… creedme, Sr. Oficial, que os aseguro que la mejor forma de que la reunión sea algo para recordar -y de paso una nota brillante en vuestro CV- es que me permitáis hacerme cargo del servicio directamente a mí’…
Pensando en lo de “la nota brillante en vuestro CV” –igual que la mayoría de los que están en política, a quienes les vale madre el mundo si pueden poner una note brillante en su CV- le dijo ‘no digáis más, Sor Pendencia… tenéis razón… vuestra atención personalizada es la respuesta… dejadme ver cómo lo organizo, y preparaos para estar ahí... ahora os agradeceré que vayáis a hacer los preparativos necesarios, y me indiquéis a la brevedad posible si tenéis algún problema u os hace falta algo’…
Pendencia le dijo ‘iré y os informaré de cualquier bronca que salga’… él la miró horrorizado ‘¿de cualquier qué?... ella pensó “ah, pero cómo eres pendeja Pendencia…aquí con el joven no se dice bronca que salga, chingao”… pero corrigió de inmediato ‘perdonadme… la emoción me sobresalta… quise decir que os informaré de cualquier obstrucción, obstáculo, barrera, contención, desviación, interrupción, desavenencia, desaguisado, inconveniencia, altercado y/o eventualidad que me impidiera ejercer mis funciones de forma tal que los visitantes se sientan como en sus casas suyas de ellos'...
Más relajado –aunque aún con cara de fuchi por lo de “bronca” - el Peter sólo dijo ‘id y hacer lo que tengáis que hacer… y gracias por venir’… Pendencia se levantó y caminó hacia la puerta pensando ‘gracias le vas a dar a la Virgen… vas a ver qué atorón les voy a dar con la cena y las crêpes… y ese no es nada comparado con el que les voy a dar con el es-trep-tos-co-corpio que me dio la Yei, aunque el prolotolo… el progotoco… esa madre diga que no es correcto escuchar conversaciones ajenas... ora a ver cómo chingados hago una reducción de chipotle... yo y mi gran bocota... me caigo remal'...
CONTINUARÁ
**Sobre las “Crepas Tres Quesos”
Hasta donde se sabe, las “Crepas Tres Quesos” se hicieron por primera vez en el Estado de Qatar el 15 de Septiembre del 2009, en que el autor de esta historia las preparó para asistir a una cena “internacional” a la que fue invitado, y para la que era obligatorio llevar algún plato típico del país del asistente. Originalmente el autor quería hacer enchiladas, pero la ausencia de tortillas de maíz fue un problema difícil de solucionar, con lo que las crepas fueron mejor opción (en realidad la única). Los quesos añejo y Oaxaca –junto con una lata de auténtica salsa verde mediana- se consiguieron gracias a la generosidad de la pequeña comunidad Mexicana residente en el País. La salsa para cubrir las crepas resultó así porque la lata de salsa verde era insuficiente, con lo que hubo que agregar ingredientes para tener una cantidad mayor, y también para hacerla menos picante en beneficio de los que iban a probarlas -porque había personas de 18 países diferentes, casi todos europeos que no están acostumbrados al chile. Antes de servir cada plato se decoró con un poco de “lebnah” aplicado con una duya, unas ramitas de perejil chino y una pizca de paprika para darles color –el lebnah es lo que en México se conoce como jocoque seco. La realidad es que fueron un éxito y por esa razón se utilizaron en este capítulo.
En el momento de escribir estas líneas, el autor admite que no tiene ni la más pálida idea de si las crepas “tres quesos” como se describen aquí se hacen actualmente en algún sitio en México o no –n. del a.

martes, octubre 19

La India Pendencia parte VIII. Contacto en Catedral.

Pendencia abrió el sobre y sacó unos guantes con un post-it pegado que decía “úseme”… se puso los guantes y sacó unas hojas de papel que no tenían nada escrito más que “tocar solo con guantes y calentar sin quemar”… se puso como energúmeno ‘me carga el payaso… esto ya es pasarse de tueste… ¿qué chingados tengo que calentar sin quemar?… ¿y para qué coño agarro el papel con guantes si no tiene nada de nada?’… sin entender le dio vueltas y vueltas a las hojas, pero no encontró nada que pudiera leer además de la instrucción… ‘con lo que me chocan los acertijos, chingao… por eso no me gusta “CSI Miami”… calentar sin quemar… pos… si acerco el papel a algo caliente nomás, porque si lo pego a la flama segurito le doy en la madre’… tomó la lámpara de aceite que estaba en su habitación y pegó el papel al vidrio… y por poco le da algo cuando la solución extensa de cloruro de cobalto hizo reacción y empezaron a aparecer letras primero y palabras completas después, en color azul.
el cloruro de cobalto se torna azul –e incluso verde- cuando se calienta porque pierde humedad… si se le aplica vapor de agua aumentando el porcentaje humedad, el color visible es un tono de rosa -n. del a.
 ‘¡Ah cabrón!... ora sí me sorprendió la Josefa… esto está chingón…’ le tomó cerca de 20 minutos calentar las hojas y ordenarlas, no sin hacer algún que otro entripado porque lo escrito con cloruro de cobalto se vuelve invisible de nuevo una vez que el papel se enfría, y algunas hojas hubo que calentarlas más de una vez… ahí estaba todo lo que tenía que saber para usar las cosas de la caja: unos botones (los que tenían una marca amarilla) eran comprimidos de pólvora negra revuelta con azufre, excelentes para incendiar cosas o generar mucho humo apestoso… se encendían con las cerillas y cuando empezaban a hacer humo se dejaban ahí nomás… otros (con una marca azul) eran unos comprimidos de belladona –planta muy usada entonces por los médicos por sus cualidades curativas, y también usada por algún que otro pacheco para poner a volar al personal… estos botones funcionaban remojándolos un momento en las bebidas, y ponían a todo el mundo bien “groovy”… y otros eran botones normales (‘uno nunca sabe cuándo necesita reparar la ropa’ escribió La Corregidora)… ‘me lleva… esta piensa en todo’…
Las hojas decían también que la aguja de tejer era una ganzúa, cómo darle servicio al sistema de navegación de la paloma mensajera, cómo usar la brújula –que le pareció fantástica a pendencia- cómo usar la cuerda del piano ‘¿cómo cabrones se le ocurre a La Corregidora que voy a ahorcar a alguien?’ se preguntaba Pendencia… los viales eran de una cosa llamada “escopolamina”, que –según Doña Josefa- hacía que la gente cantara la puritita neta aunque no quisiera… ‘pos que se la den al Sr. Obispo de Valladolid, a ver si es cierto que le gusta ver viejas en calzones’ pensó Pendencia divertida… todo estaba ahí…
Y luego llegó el momento de ponerse el traje de lycra… Pendencia lo miró y se dijo ‘no entro ahí ni madres’… pero luego lo intentó y descubrió no sólo que entraba, sino que hasta le quedaba bien… lo malo fue cuando se vió en el espejo ‘carajo… esto está muy cómodo… pero parece que estoy encuerada y que me lo pintaron encima… además -doble carajo- tengo un poco de lonja… eso me pasa por no practicar jiu-jitsu más seguido y por no ir a tratamiento al convento-fonda-jardín-hortaliza-spa-boutique de las Sisters… pero La Corregidora me va a pagar hartas sesiones, como que me llamo Pendencia… y estos zapatos están raros… son como babuchas de beduino, pero gordas… y aprietan pues’
En el entendido de que no deberían verla, Pendencia decidió aprovechar que no había nadie fuera de palacio –más que los soldados de la guardia- y buscar una salida por la parte de atrás… el problema era que tenía que cruzar por algunos pasillos con luz, y con el trajecito se le hacía que ahora sí le “iban a pasar revista”… tomó la cuerda, se la colgó a la espalda y salió de su habitación, que estaba del lado de la actual calle de Moneda, para ir a una escalera que subía al techo, y que era normalmente utilizada por los técnicos de telecomunicaciones que arreglaban la parabólica… no había nadie en el pasillo y había poca luz… en las habitaciones podían escucharse algunos ruidos, y en algún momento alguien abrió una puerta frente a Pendencia, que se detuvo y se pegó a la pared medio metida detrás de una cortina verde… de la puerta salió un sargento bastante beodo cantando “Fue en un cabaret, donde te encontré, bailando”... vino hacia donde estaba Pendencia, pero ni se enteró de que estaba ahí porque casi no podía tenerse en pie, y pasó de largo… ‘pinches soldados… andan hasta las manitas y luego ‘ai van diciendo que tienen harta chamba… me cain remal’… pensó un momento en ir a ponerle unos patines, pero lo dejó para después ‘igual de regreso voy lo dejo como fajita de res, y que se vaya a la chingada la diplomacia del prococolo… el prototoco… esa madre…’
Pendencia subió la escalera y cuando quiso abrir la puerta del final la empujó, pero chocó con ella… ‘chingao’ pensó… ‘ora tengo que abrir esta madre’… sacó una cerilla, la encendió  y vió un letrerito que decía “Evite lesiones… para abrir, jale la puerta”… ‘ah Pendencia tan maje’… de todos modos la puerta no abrió… había un candado y una cadena, pero Pendencia recordó las instrucciones, sacó la aguja de tejer, y después de 4 intentos el candado abrió sin problemas… ‘ora hay que esconder el candado … no vaya a ser que venga uno de estos hijos de la Maldición de La Llorona y me deje afueras… y en chinga porque semiacetarde'...
Salió al techo de Palacio –que en aquel entonces no tenía cámaras- y caminó hacia el lado de los jardines por arriba, buscando cómo bajar a la calle… como no encontró nada, se fue hasta la esquina de Moneda y Correo Mayor, pasó la cuerda alrededor de una chimenea tal como le había escrito La Corregidora que hiciera y –persignándose y encomendándose a San Charbel- empezó a bajar por la pared. En algún momento escuchó que venía un carruaje por Moneda y se hizo chiquita contra el alféizar de una ventana pensando ‘ora sí… que me vean los del carruaje aquí colgada, a ver si no salen con que soy la querida del que sea que viva en esta ventana y se arma el desmadre…’ miró hacia la calle y vió un carruaje negro pequeñito con una marca de serpiente enredada en un báculo, jalado por un solo caballo ‘ahí va el doctor seguramente a bajarle la tranca al de Hacienda, que a estas horas segurito que trai una botella de Bailey’s de sombrero… me cai remal’ el carruaje pasó y siguió hasta la Plaza Mayor.
Cuando ya no vio ni escuchó al carruaje, Pendencia terminó de bajar a la calle y jaló la cuerda… que le cayó en la cabeza… por tratar de quitársela se le enredó en las piernas y los brazos hasta que casi no pudo moverse… ‘con una chingada’ pensó ‘ora parezco tamal mal amarrado… chingao, chingao y chingao… y esta madre aprieta, me carga el pintor’  total, como pudo se salió del nudo, medio desenredó la cuerda y la enrolló, se la puso de nuevo en un hombro y miró hacia Moneda, luego hacia Correo Mayor, y empezó a caminar sobre esta última hacia donde empieza la actual calle de Carmen para dar la vuelta en la siguiente esquina… a esas horas ya no había gente en la calle y la Ciudad Capital no tenía farolas –todavía- pero casi todas las puertas habían lámparas colgadas y Pendencia tuvo que caminar rápido y por el centro de la calle… no le gustaban los zapatos… no hacía ningún ruido, pero con la suela tan delgada sentía muy bien el piso de piedras ‘carajo’ pensaba ‘con estas pinches chanclas, si piso una caca voy a saber qué perro la dejó ahí’…
Dio la vuelta a la izquierda en lo que hoy es la calle de  República de Guatemala –que tenía menos luz todavía- y se detuvo en la entrada de la plaza del lado sur de Catedral, justo donde habían unas pirámides que estaban reconstruyendo para dejarlas ahí, con la idea de que las encontrara alguien después y las hiciera museo…
Había que cruzar cerca de 200 metros en descubierto para llegar al muro de Catedral… Pendencia miró hacia las torres de la iglesia y apenas pudo distinguir las campanas… no tenía caso ir por la puerta principal, así que había que intentar por el jardín que daba al edificio de la capilla y la sacristía, más cercanos al Palacio Virreinal… el problema de ir hasta allá eran los soldados que estaban de imaginaria en la puerta principal del Palacio… y había una serie de antorchas colgadas de la pared de la Capilla de la Catedral y en la pared del fondo, que proyectaban luz sobre el lado sur y buena parte de la plaza que hay allí … si no se movía con cuidado podían verla… ‘chingao… va a tener que ser de aquí hasta la fuentecita a paso de caballo encabronado, y luego pos ahí veo… a ver San Goloteo… asísteme… a la una, a las dos y a las…’
En eso andaba cuando escuchó pasos acercarse hacia la esquina en donde estaba… eran dos soldados que venían haciendo un escándalo entre botas, espadas y lanzas, que venían platicando muy a gusto… uno de ellos traía un arcabuz... Pendencia se metió en un portal ‘a ver si hay sombrita chingao’ y aguantó la respiración y todo. Los soldados llegaron hasta la esquina y miraron hacia donde ella estaba, pero no pareció que la hubieran visto.
Ella podía ver sus siluetas contra las luces de Catedral… uno de ellos encendió una pipa y el otro sacó una pachita para meterse dos cañonazos de mezcal… estuvieron ahí unos momentos y justo cuando se dieron vuelta para regresar al Palacio, a Pendencia se le cayó la aguja de tejer, que pegó contra la puerta donde estaba… los soldados voltearon a ver qué era el ruido mientras pendencia pensaba ‘San Jasmeo… te prometo no ver “Lost”, pero no los dejes que se acerquen, porque me voy a ver obligada a ejercer el uso de la violencia violenta’… caminaron hacia donde estaba y uno de ellos dijo con acento Madrileño ‘joer Borbón… ¿qué era el ruido?’… el otro –el de la pachita con mezcal- le contestó ‘no lo sé, Zapatero, pero a mí no me parece ‘pa preocuparse, joer… igual era un perro que nos ha visto y ha huido al contemplar semejante armamento, coño’… los dos soltaron la carcajada y se dieron media vuelta para regresar a Palacio.
‘¿Un perro?’ pensó Pendencia ‘perros tienen en el asterisco… ah, pero cómo me cain de remal…’ esperó hasta que ya no escuchó los pasos y volvió a la esquina… el reloj de Catedral sonó una vez ‘las pinches nueve y pinche media… me lleva el tranvía… y todavía me falta ver cómo entro… pero ‘ai les voy… una… dos… ¡ora!’ y arrancó a correr pegada al lado de las pirámides sin hacer ni un solo ruido… pisó una piedra y por poco suelta un improperio, pero se aguantó… 150 metros…100 metros… 50 metros… miró hacia atrás para asegurarse de que nadie la había visto.. y se tiró de cabeza rodando sobre un hombro para quedar tendida detrás de la fuente, protegida de la luz de las antorchas… ‘pos ora sí ya ví que de algo sirve ver “24”, chingao... una maroma perfecta a lo Jack Bauer... a huevo’…
Sacó la cabeza por un lado de la fuente para mirar hacia Palacio y no vió ningún movimiento raro… Pudo ver a Borbón y Zapatero caminando todavía hacia la puerta de Palacio tan campechanos… se arrastró hacia el otro lado y miró a la parte posterior de la Capilla y el curato buscando una entrada… había varias puertas, pero todas estaban cerradas… igual que las ventanas… ‘pos ora sí va a tener que ser a lo Mexican courious… a correr hasta la “pader” deste lado y luego pegadita hasta la “pader” de la Capilla y ya ahí le veo… a ver… otra, dos… ¡ora!’ se levantó y empezó a correr hacia la pared del costado este de Catedral –que era la entrada a la sacristía y al curato- para llegar debajo de las antorchas. Llegó hasta ahí, se dio la vuelta para mirar hacia Palacio y, viendo que Borbón y Zapatero se habían detenido en la puerta y platicaban con los demás soldados, corrió hacia la pared posterior de la Capilla… y no paró hasta llegar a la esquina… mientras corría volvió a mirar hacia la Capilla y no encontró nada abierto… estaba empezando a desesperarse… ‘¿cómo chingados voy a entrar?’
En eso estaba cuando se fijó que había un andamio ahí pegado a la pared, a la altura de la nave central… era una escalera temporal puesta para facilitarle la chamba a los que llevaban las pinturas y otros materiales al Maestro Rafael Ximeno y Planes, pintor Valenciano que estaba trabajando en la “Asunción de La Virgen”, milagro al que está dedicada la Catedral… al parecer el andamio daba a una entrada de algún tipo más arriba… Pendencia subió por el andamio y llegó a una entrada cerrada con unas tablas cruzadas con un letrero que decía “Se le romperá su madre al que se meta… Atte. La Administración”… ‘me lleva’ decía en voz baja ‘nomás me faltaba… ¿por qué cierran esto?... como si alguien fuera a tener ganas de entrar aquí de noche… chingao’… miró mejor y vió que las tablas sólo tenían clavos… empujó una de ellas poco a poco hasta que fue sacándola de su lugar y finalmente la tabla cayó sobre una plataforma del andamio al otro lado de la pared, haciendo un ruido como de cañonazo… Pendencia pensó ‘ora sí ya la jorobé completita… me caigo remal’… esperó un poco esperando que apareciera alguien, pero después de algunos minutos sin ruidos decidió entrar… caminó sobre la pasarela de madera mirando hacia abajo… no se veía a nadie dentro de Catedral… la bóveda inmensa sobre ella hacía eco de cada uno de los ruidos del andamio, y la única luz venía de una serie de antorchas colgadas en las columnas de la nave central….
Pendencia intentaba llegar al “nivel piso” de alguna forma… hasta que se hartó de estarle buscando… nuevamente arregló la cuerda alrededor de una de las columnas del andamio y bajó con mucho cuidado para no hacer más ruido… sólo se escuchaban los rechinidos del andamio de madera… cuando llegó abajo sintió que la tomaban de las trenzas, la inclinaban hacia atrás y le ponían algo puntiagudo en el cuello… una voz de hombre le dijo… ‘hija… o me dices qué haces aquí, o te mueres’… ella no supo qué contestar… nada más acertó a decir “Yei”… el hombre la soltó y ella se volvió para mirarlo…era un cura bastante más alto que ella, que tenía en una mano un cuchillo bastante largo… Pendencia intentó pegarle un par de patadas que el cura esquivó sin dificultad, la volvió a pepenar del gaznate, le torció un brazo, la atrajo hacia él y sin dejar de “apuntarle” con el cuchillo le dijo… ‘te lo voy a preguntar otra vez… ¿qué haces aquí, hija?... y dímelo despacio o te dejo como brocheta de pollo’… Pendencia pensó que toda la cosa había valido grillo y le dijo ‘tengo que verme en esas bancas de allá con la Señorita Yei, que me va a dar recado’… se quedó helada cuando miró hacia las bancas del lado de la entrada principal y vió una figura sentada e inmóvil que levantó una mano con un pulgar bien visible… el cura sonrió, la soltó y le dijo ‘ah bueno… está bien… llegas a tiempo… ven conmigo, y perdón por la rudeza, pero uno nunca sabe… por cierto, tu patada es muy lenta… tienes que practicar’…
Sin estar muy segura de qué esperar –y algo encabronada porque no había podido ni intentar ponerle un buen mamporro al tipo- Pendencia siguió al cura hasta las bancas, y ahí estaba la castaña, totalmente vestida de negro… el traje era igualito al suyo, pero decía “bebé” en el pecho con letras rosas y –por supuesto- traía el diamante de gota rosa colgando del cuello, y el pelo peinado hacia atrás en cola de caballo… estaba tan sonriente como siempre. Si se puede, sus ojos verdes se veían más verdes… Pendencia pensó ‘¿cómo hace esta que ni se despeina?... yo no sé del proctotolo… el prolotoco… esa madre, pero de verdad me cai remal, aunque eso no sea correcto’…
Yei la saludó muy contenta ‘¡Hooooola!... qué bueno que llega Sor… siéntese y tome aire… se ve cansada’… miró al cura y le dijo ‘tráele a la Sor agua porfa, pero con cuidado… no te vayan a ver ¿zaz?’… ‘Simón’ contestó el cura ‘orita vengo’ y las dejó solas…
Pendencia no sabía si enojarse y agarrar a la castaña a patines o más bien reírse de nervios… estaba asustada y la había visto cerca… se volvió hacia la castaña y le dijo ‘chingao… si ya sabía por dónde iba a venir, me hubiera abierto la puerta mejor’… Yei le contestó con tono juguetón ‘no-ooo… ¿qué no ve que si le abro la puerta no hay diversión?... además nadie tiene que saber que estamos aquí’… ‘¿ah no?’ preguntó Pendencia ‘¿entonces el cura este?... mañana va a saber todo el curato… el Virrey es también el Arzobispo… ¿qué su decente mercé es ciega?... si es cura tiene voto de obediencia, y si el Virrey le pide que le cante la neta, pos se la tiene que cantar le guste o no’ la castaña le regaló una de sus sonrisas encantadoras y le preguntó ‘¿cuál cura?’…
Pendencia la miró realmente sorprendida ‘pos este hijo de la real goma que por poco me mata y que luego resulta que es su carnal del alma’… Yei se la quedó mirando, le tomó una mano y le dijo ‘Sor… no se ponga nerviosa… ese no es un cura… es mi guardaespaldas… Pendencia no entendió… ‘sí’ le dijo Yei… ‘le explico… el me cuida… es como el revólver de la canción… “lo cargo encima ‘pa que me libre de todo mal”.
El guardaespaldas venía llegando ya sin la sotana… traía un traje parecido al de ellas, pero con algunas bolsas adicionales y un chaleco bastante abultado… Yei le dijo ‘Chente, te presento a Sor Pendencia De La Concepción Rico Ruiz’… él le tendió una mano y le dijo en buen tono ‘mucho gusto Sor… yo soy Nario… Vicente Nario’. Le sirvió agua a Pendencia de un camelbak® en un jarrito de metal. Miró a Yei, le dio una caja pequeña y larga y se fue hacia la puerta principal.
Pendencia se tomó el agua y Yei la esperó mientras terminaba. Luego le dijo ‘Sor… sé que no entiende qué onda, pero vea… le explico… aquí en esta caja le traigo un aparatito que nos va a ayudar a Vd. y a mí… es un estetoscopio “3M Littman® Master Cardiology”… ¿sabe qué es eso?’… ‘¿un estratos… qué?’ preguntó Pendencia… ‘¿y como pa qué sirve?’… Yei se rió… ‘noooo… “es-te-tos-co-pio… y sirve para escuchar los latidos del corazón’… ‘¿no le digo?... no me quiera ver la cara de turista, guapa, porque la gente que hace eso me cai remal’…
Yei se rió con una risita divertida y le dijo ‘Sor, créame que me cae Vd. muy bien… yo no quiero verle la cara de turista… lo que quiero es ayudarlas a usted y a La Corregidora’… ‘oséase que Vd. la conoce, ¿verdá?’… '¡claro!... somos amigas y vamos de shopping juntas a veces’… ‘¿de “chopin”?... ya mejor no me diga qué es eso, y explíqueme mejor cómo se usa el es-trep-to-cos-co-pio este’… Yei le dijo ‘escuche'... le puso las olivas del estetoscopio a Pendencia en los oídos, y se puso el diafragma ella misma en el pecho ‘¿oye?... es mi corazón’… Pendencia se quedó muda… ‘no la chingue… ¿es su corazón neta le cai?’… ‘ajá’ contestó Yei mientras ponía el diafragma en el pecho de Pendencia… ‘y este es el suyo’… Pendencia abrió más la boca… por alguna razón la Yei le estaba empezando a caer un poquito menos “remal”…
‘Está bueno su aparato… pero ¿qué coños quiere que haga con él?’… ‘le explico’ dijo Yei ‘en la sala donde se reúne el Consejo de Seguridad del Virreinato hay una pared que no es de cemento, sino de madera pintada, osea que es delgadita… lo que tiene que hacer Vd. es colocarse cerca y poner esto contra la pared… así puede escuchar lo que digan del otro lado, escribirlo en huevos para que no se vea, llevarse los huevos a Palacio, y transcribirlos “en corto” -es decir, hacer un resumen- y mandar el resumen a Dolores en chinga con la paloma mensajera… fácil ¿no?’…
otra técnica para escribir mensajes “invisibles” en la que no hace falta usar papel sino un huevo duro es la siguiente: se mezcla alumbre con vinagre hasta obtener la consistencia de la tinta y se escribe el mensaje en la cáscara del huevo. Cuando la tinta se seca no se ve nada, pero algunas horas más tarde el mensaje (que debe escribirse con letras grandes) aparecerá en la clara cocida del huevo, con lo que hay que quitarle la càscara para leer el mensaje -n. del a.
Pendencia le dijo ‘pos hasta ahí no hay tos… lo difícil va a ser que me inviten a la junta esa’… ‘no se apure Sor’, le dijo la Yei otra vez con una sonrisa demoledora… ‘de eso me encargo yo… me estoy convenciendo al oficial de protocolo echándole miradas lindas para que crea que ya la hizo, y lo que va a pasar es que él le va a pedir que lleve algo espectacular para los que vayan, y como la idea es que pueda quedarse un rato, Vd. va a hacer crêpes suzette, que se hacen ahí mismo para cada persona… ya hasta le compré un carrito para eso en Liverpool ¿ve?... se lo llevan mañana al Palacio’… Vd. se queda, hace crêpes suzette cada vez que se las pidan (las crêpes, pues) y luego se esconde detrás de la pared de madera con el estetoscopio y… ¡voilâ! La Corregidora tiene su información’.
‘¿Qué haga cretsusé o qué?’… Pendencia no había escuchado nunca de tal cosa… ‘crêpes suzette, querida Sor… son crepas con dulce de caramelo flameadas, que se sirven con helado de vainilla… taaaan buenas’… a Yei casi se le caía la baba de acordarse… entendiendo que era casi un reto, Pendencia le dijo ‘está bueno… deme la receta, mándeme el carrito y yo ensayo y las hago… ora ya me voy porque todavía tengo que ver cómo me regreso al Palacio sin que me vean los soldados’…
Yei le dio el estetoscopio y llamó al guardaespaldas ‘Chente, me escoltas a la Sor hasta su habitación y nos vemos en la casa ¿zaz?'...él contestó 'Simón… ahí te veo pues’... luego miró a Pendencia 'cuídese Sor... vai'... Chente miró a Pendencia y le dijo ‘Sor… ¿nos vamos?... Pendencia le contestó ‘a ver… aperciba su eficiente mercé… si me va a escoltar no hay problema, pero donde se quiera meter a mi habitación me cai que lo dejo como si lo hubiera agarrado una pantera en celo, y ni crea que se va a salvar, porque ora sí sé de dónde va a salir…’
CONTINUARÁ