miércoles, septiembre 22

La India Pendencia parte IV. Sor Pendencia.

El Cura Hidalgo suspiró y miró al cielo pensando ‘perdónala, Señor… es un alma humilde, pero cocina chido’… luego miró a Pendencia con cara de ‘ay hija… qué mal estás’ y le dijo… ‘mire Sor… destronar significa “remover del trono” (Pendencia con cara de masinembargo), osea que es “privar del trono a un monarca” (otra cara de masinembargo), o viene de, osea es como… pues… es como “quitarle a alguien su autoridad o cargo de importancia, normalmente por la fuerza” (otra cara más), sobre todo cuando ese alguien está haciendo cosas de grave impacto social, o que afectan a la mayoría de la población, causando descontento y disconformidad” ¿ve?’ …
Penendencia lo meditó un poco, quitó la cara de masinembargo y le preguntó ‘¿osea que es como si dijéramos… quitarlo de ahí a chingadazos porque anda de pasado de rosca?’… ‘esteeeee… sí… algo así’ le contestó el Sr. Cura…Pendencia sonrió… la idea le gustó desde el principio… ‘pos entonces la veo chingón’ dijo con una mirada tan maquiavélica que el mismísimo Cura Hidalgo –acostumbrado a las actitudes de Pendencia más que nadie, y que no le temía ni a las arañas capulinas habitantes de la especie de bodega en que estaban- sintió un escalofrío.
Las noticias volaban en aquél entonces, y gracias al chisme muchos de los “top levels” de la Ciudad Capital –y otras no tan capitales, pero ciudades al fin- habían viajado a Dolores para hospedarse en el Convento-fonda-jardín-hortaliza-spa-boutique de las ‘Sisters Of The Soul’, y –por supuesto- para ir al buffet de Pendencia, y todo el mundo decía que ir al brunch de Dolores era “casi una experiencia religiosa”. Desde luego y ante tanto comentario, el mismo Virrey había enviado una nota pidiendo que le enviaran  “algunas muestras de la magnífica cocina de la Hermana Pendencia que me han dicho produce –con la Gracias de Dios- manjares dignos de la mesa de Fernando VII , Rey de España, Indias y Las Otras Colonias Allende la Mar Océana”…

Así, Pendencia (más a fuerza que de ganas) organizó una caja de madera con varias ollas envueltas en tela encerada para que no se llenaran de polvo, y las puso una sobre otra dentro de la caja, que además estaba forrada con zinc y aserrín para que el calor no pusiera mala la comida.
Cuando se llevaban la caja etiquetada “día siguiente/express/urgente” en un carruaje de UPS (el Virrey no podía esperar) el Sr. Cura le preguntó ‘Oiga Sor Pendencia… ¿qué es esa caja?’, y ella lo miró con cara de “ah, el Cura tan guey” y le contestó ‘¿no lo sabe?... es una caja con comida, su mercé, y semihace que le voy a poner “la caja del lonche”… se me ocurrió ora que estaba pensando cómo mandarle comida al Virrey (que el muy marro ni preguntó cuánto le costaba… por eso me cai remal) ¿cómo la ve?’... años después, el concepto sería adoptado con mucho éxito por una compañía gringa que empezó a fabricar “lunch boxes” de metal… ‘ai nomás.
Tres días después el Virrey envió un pronto a la Parroquia felicitando al Sr. Cura por tan excelente cocinera, diciendo además que nunca había probado nada tan exquisito como los manjares que la hermana Pendencia había enviado. Además agradecía profundamente el regalo –cosas ambas que a Pendencia le cayeron en la punta del hígado… ‘ni que fuera hermana del puñal del Alfredo Palacios’…‘y además ¿porqué de regalo?... pinche gente aprovechada… por eso me cain más remal’.
Además, el Virrey prometía ir pronto de visita para “degustar personalmente las exquisiteces emanadas de la cocina de Su Bendita Parroquia, cocinadas con mano de ángel y arte divino, y que estoy seguro deben ser todavía mejores recién salidas de los fogones”. El cura le dio el pronto a Pendencia para que lo leyera, y ella sólo dijo ‘pos me parece muy bien pero… ¿porqué chingados no me regresó mi caja?... era la que usábamos para poner las naranjas… ora que venga me cae que  le voy a decir que ya ni la chinga… ora ya me cae todavía más remal’…
Un par de semanas después estaba el Sr. Cura Hidalgo en la terraza que daba al patio interior del curato de la Parroquia, fumando pipa y leyendo el último número del “Capulinita” mientras se tomaba  un “SWO” su trago favorito (“sacred wine on the rocks”, osea vino de consagrar con hielo) cuando se asustó al ver a Pendencia muy propia trayendo el servicio de té de plata y unas galletas de nuez de macadamia… Pendencia lo vió escondiendo la copa y le dijo ‘su mercé, le dije que ya no esté chupando nomás porque sí, porque luego ‘ai anda dando espectáculos como el día que se quedó en calzones en medio del mercado cuando se le atoró la sotana en un clavo… y ni se acuerda no se haga guey… sígale y en vez de chilaquiles para la cruda, lo que le voy a dar es una madriza…’
Sin decir más se sentó frente al Sr. Cura, sirvió el té y le dijo… ‘oiga su ilustre mercé… afigúrese que he estado pensando en lo que me dijo de “desentronar” al Virrey ese… y pos le quería decir que yo le echo una mano si le hace falta, nomás que me va a tener que decir cómo, porque a mí nomás se me ocurre ir y ponerle en su madre al Virrey’. El Sr.Cura puso cara de “ahí vamos otra vez”, le agradeció la oferta y le dijo que aunque el fin último efectivamente era “darle en la madre” al Virrey, había otras formas que ir a surtirle cuatro mamporros, y que le diría si hacía falta otra cosa además de todo lo que ya hacía con el brunch.
Luego se quedaron ahí tomando té y comiendo galletas… era la primera (y fue la única) vez que Pendencia le traía por voluntad propia algo que no le hubiera pedido, y el Cura no sabía si sería prudente decir algo o no, así que queriendo ser agradable nomás dijo ‘qué ricas están las galletas’. Pendencia lo miró con cara de “no te pases” y le contestó ‘no se haga guey… le quedaron medio crudas a la taruga de la Domitila…’
La tarde pasó sin más luego de que Pendencia se fue con su servicio de té y sin galletas (‘pos crudas crudas, pero estaban pocamadre’, se dijo el Sr. Cura a sí mismo luego de refinarse la útlima), y cuando terminó de leer el “Capulinita” se levantó para ir por otro SWO, y por alguna razón miró hacia la alameda que está atrás de la Parroquia y vió unos niños jugando a las guerritas… también vió cómo uno de ellos se bajaba de un árbol y se iba a gatas hasta “su lado” de la alameda para decirle a otro en voz baja dónde estaban escondidos los del “bando contrario”, con lo que se movieron alrededor de un grupo de árboles y les cayeron a pedradas sin que los otros tuvieran tiempo de nada… en ese momento el Sr. Cura sintió la inspiración divina… espionaje… eso era…
Así que lo consultó con los conspiradores… como agradecimiento a la nota enviada por el Virrey, podían mandar a Pendencia como “una atención a su ilustrísima” a la cocina del Virrey para que luego viniera y les diera información… la propuesta no prosperó mucho que digamos. La mayoría de ellos decía que el problema era que “a ver si no algún avispado dice algo que a Pendencia no le pareciera y termina en el hospital con múltiples lesiones”… que “era peligroso porque podía hacerse notar mucho si golpeaba a alguien”… que “era muy imprudente para contestar y que podía comprometer la operación”…
Total, que estaban por mandar el plan a calacas cuando La Corregidora levantó la mano y dijo ‘a ver cabrones, cierren el hocico… la ventaja de que le mandemos a Pendencia al Virrey es que estando en la cocina va a poder escuchar a cualquiera… servidumbre, soldados, ayudantes, conductores de carruajes, técnicos electrónicos, personal de todos lados, cualquiera, porque todos comen… y que venga y nos cuente lo que escuche allá. Los presentes la miraron con cara de “pos no anda tan descaminada la Josefa”, y además el Corregidor se revolvió en la silla y le echó ojos de “ay mi reina… me excitas cuando hablas así”
‘Voy a hablar con ella a ver qué dice… lo único gacho –dijo limpiándose la baba que se le escurrió por un lado de la boca- es que si se va,  no va a haber nadie que haga chalupas verdes, y esas le quedan tan buenas!
Y ahí fue Doña Josefa a ver a Pendencia y le explicó de qué se trataba la cosa… ‘mire Sor… el show es que queremos que vaya a cocinar para el Virrey y nos traiga información… todo lo que escuche, los chismes y lo que digan todos los que anden por ahí, y si puede, pues lo que diga el mismísimo Virrey… queremos saber qué está pasando en la Capital, y pues la única forma que tenemos de enterarnos es mandando a alguien allá, pero como cualquiera de nosotros se vería sospechoso, por eso queremos que Vd. vaya… ¿qué me dice?’.
Pendencia le dijo ‘¿que me tengo que ir a la Capital?... no voy ni en drogas, me cai… si me han dicho que está retepinche, Doña… ¿y además tengo que andar de chismes?... acuérdese que los chismosos me cain muy remal, y de que luego la gente que dice tarugadas pos me cai  mucho más retemal… además el Virrey ese ni nos pagó la comida que le mandamos… ¿y ora resulta que le tengo que ir a cocinarle?... no la chingue Doña Josefa… no me haga esa llave… ’
La Corregidora fue a contarle a los conspiradores, que luego de discutirlo un poco decidieron que tenían que hacerle así porque todo el asunto tenía ángulos interesantes… en una de esas podían envenenar al Virrey con la comida –lo que bajaría un poco la clientela del Mickey’s Bruch si alguien se enteraba, pero eso podía compensarse de alguna forma-  y es  más… la cosa hasta podía resultar mejor de lo que esperaban porque -como decía el abogado Mier y Altamirano- ‘total, en un golpe de suerte puede pasar que el Virrey salga con alguno de sus chistes misóginos mientras Pendencia está cerca, y la Sor agarre y lo mate a madrazos… estaría chingón, ¿no?’
Y ahí fue La Corregidora de nuevo con Pendencia ‘No se lo pediría si no fuera importante, Sor Pendencia’ dijo La Corregidora ‘es que mire… para organizar el desmadrito de sacar al Virrey de ahí, su misión –si decide aceptarla- es traernos cualquier cosa que nos sirva para saber qué está pasando, y la neta la neta la neta, no encontramos a nadie mejor que Vd… ándele, no sea gandalla y échenos la mano ‘pa darles en la torre…y aquí entre comadres, le prometo que le convenzo al Sr. Cura Hidalgo de que le cambie la estufa y le ponga una de placa vitrocerámica bien chingona que vi el otro día en El Palacio…
En el entendido de que por lo menos iba a tener chance de cobrarle la caja al Virrey, Pendencia aceptó… pero con condiciones: ‘aperciba Vd., su mercé Corregidora… se queda Bartola a cargo del buffet de los sábados, quiero que me cambien los hábitos por unos nuevos porque los dos que tengo ya se paran solos y están tan luídos que aunque los planche parecen panzas de burro, necesitamos trapos de cocina nuevos… y para ir pos quiero viajar en carruaje y no en caballo y que el carruaje tenga ventanas ‘pa ver ‘pafuera, y que por favor no me lleven rápido porque me mareo…y además quiero que me regresen tan pronto como sepan lo que tengan que saber, porque eso de ir más lejos de los cerros no es lo mío… ‘Considérelo hecho, Sor’ contestó la Corregidora…
‘Sólo tengo una petición más’… viendo la cara de signo de interrogación de Doña Josefa, Pendencia se la soltó así nomás: ‘pos quiero que me compren las tres primeras temporadas de “Lost” porque no las ví’.
Unos días después estaban ambas platicando, y decía La Corregidora: ‘oiga Sor… nomás entienda que si la agarran pasándonos el dato me la acusan de espionaje, e igual me la ejecutan… y además si la descubren le va Vd. a dar en la torre a todo el irigote este que estamos armando’…
Escuchando la cosa en ese tono, Pendencia tuvo que preguntar… ‘¿qué es espionaje?’… ‘espionaje es que ande usted de metiche averiguando cosas que pueden ser luego usadas en contra de esos gueyes’… ‘y eso no es legal ¿verdá?’… ‘pues no… la neta no’…  ‘¿cómo que me ejecutan?’… ‘pues puede que la fusilen’… ‘¿que me “afusilen?’... ¿y eso qué es?’… ‘pues que la paren enfrente de una bola de soldados con rifles y le disparen entre todos al mismo tiempo’… ‘¿así nomás, sin beso y sin cuento?’… ‘simón, así nomás’… ‘pinches montoneros… ora me can mucho más bien remal’… ‘pues sí, pero es que eso se hace con los espías… si los agarran’… ‘pos primero faltaba que yo me deje agarrar… al que se atreva a ponerme una mano encima le rompo la cara en tantos pedacitos que van a necesitar una foto ‘pa volverlo a armar, me cai’, dijo Pendencia al final…
La Corregidora, viendo el encabronamiento en la mirada de Pendencia con todo lo que le acababa de explicar se arriesgó a decirle en un tono excesivamente familiar para lo que habían estado acostumbradas ambas: ‘a ver… está cabrón pero igual después abrimos una cadena de restaurantes tú y yo, así que pues tú dices, mi reina… ¿le entras?´…
Pendencia le dijo entonces ‘mi reina lo serán usté y su sacrosanta madrecita… yo soy Pendencia… Sor Pendencia’.
CONTINUARÁ

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